viernes, 20 de marzo de 2015

TRANSILICITANA 2015. PRIMER 100 KM DEL 2015.



Si, primera prueba de algo más de 100 kilómetros de las 3 que voy a intentar realizar en este año.

No es fácil nunca acabar una prueba así. Son pruebas muy largas, en las que pueden pasar muchas cosas. Puedes estar eufórico, y a los 5 kilómetros tener que retirarte porque estas hundido física o mentalmente.

Esta prueba me iba a servir un poco de entreno para el próximo objetivo, la Ultra Fortalezas, prueba de 111 kilómetros en poco más de un mes. Y la verdad es que ha sido muy buen test, si bien es cierto que no es una prueba excesivamente dura ni técnica en cuanto al terreno se refiere. Si bien el kilometraje es parecido, el desnivel es mucho menor, solo 1450 m positivos acumulados (según la organización, según mi GPS casi 1600)

El día de la prueba empieza pronto, sobre las 05:30 de la mañana. Elche se encuentra a una hora más o menos de viaje de mi casa y la carrera empieza a las 10, pero quiero estar pronto para recoger el dorsal, dejar la mochila de cambio, tomarme un café con los compañeros.... Me gusta salir con tiempo, y así lo hago. A las 8 ya tengo hechos los deberes y tengo 2 horas libres para disfrutar del ambiente y hablar tranquilamente con los que allí se encuentran.

Café con los compañeros Pedro, Kannon, Paco, Fausto y con mi primo José. Hablamos de carreras, de kilómetros, de como vamos a plantear la carrera.... La idea es hacerla juntos, tranquilos, intentar ir a un ritmo que nos permita correr sin gastar demasiadas fuerzas. Fausto, que no va a hacer la prueba pero si va a acompañarnos con la bici los kilómetros que pueda, nos explica un poco como es el recorrido. Tras esto, a cambiarse, a preparar lo que nos falta y a la salida.

Allí veo al gran Manolo Rico, hablamos, fotos, veo a mis padres con mi hijo Dani, saludos con más corredores, nos deseamos suerte y.... empieza la prueba!! A correr se ha dicho

Pedro, Paco, Manolo, Kannon y yo. Preparados para la salida
Los primeros metros son difíciles de correr ya que hay muchos senderistas que han salido muy adelante. Cuesta adelantar, pero lo hacemos como podemos. Es importante poder coger un ritmo pronto y no ir muy parados.

Antes de la salida, con Fausto y con mi hijo Daniel
Tras unos metros, ya se ha hecho la división, corredores por delante y senderistas por detrás. Cogemos un ritmo suave y vamos hablando. Poco a poco vamos pasando kilómetros. Los nervios que tenía en la salida desaparecen, y digo nervios porque es raro la carrera en la que no tengo nervios. Aunque ya lleve unas cuantas hechas, siempre tengo nervios.

Las primeras cuestas se empiezan a notar y empezamos a andar. No son duras, alguna si que hay, pero lo más sensato es guardar fuerzas para todo lo que nos queda por delante. Paco ya se ha quedado atrás. Lo avisó en el café, que él es más de andar rápido que de correr. Tiene mucha experiencia en este tipo de prueba, ya había hecho más de 14, y eso es una ventaja. Esta ha sido su décimo quinta prueba acabada por encima de los 100 kilómetros. Enhorabuena Paco

Estamos los 3 juntos, Pedro, Kannon y yo, y así seguiríamos el resto de la prueba. Esa era la idea, y así sería. Subimos los pirineos ilicitanos, a la zona de la antena, es la subida más dura de la prueba y puede ser que la zona más técnica, y nos esperan muchos kilómetros llanos o con un pequeño desnivel negativo, muy propicios para correr, incluso para correr demasiado rápido, como así hacemos nosotros.

Haciendo un poco el tonto antes de terminar la primera subida 

Terminando la primera subida
Bajamos al primer avituallamiento. Allí nos espera Fausto, al que ya habíamos visto antes de la subida de las antenas. Los avituallamientos, de 10. Muy completos. Estando allí nos empiezan a caer las primeras gotas de agua, aviso de la que nos iba a caer en muy poco tiempo.

Tras una estancia, para mí, demasiado larga en el avituallamiento, reanudamos la marcha. Lo que no sabíamos es que en poco tiempo íbamos a tener que volver a pararnos para ponernos el chubasquero. En un momento, lo que eran 4 gotas se convirtió en una lluvia intensa que nos acompañaría durante bastantes kilómetros. 

Llegada al primer avituallamiento. Fausto nos espera
Deja de llover, estamos mojados, y esperamos que no llueva más. Nuestra esperanza se desvanece en el kilómetro 21, cuando en poco tiempo comienza a caer el diluvio universal. Por un momento me sentí Noe pero sin arca y sin animales rodeándome!! Bueno, algún que otro animal había....

Aunque parezca mentira, después de la que nos había caído encima, la única parte de mi que no iba mojada eran los pies, y eso se acabaría en la zona llamada Senda del Agua. Ya sé porque se llama así. Más charcos no podía haber.

Corremos bastante y, para mi gusto demasiado rápido para este tipo de pruebas. Mi idea era de ir a ritmo de 7 o incluso 7:30 minutos el kilómetro, guardando fuerzas para el resto de la prueba. Cuanto más lento fuéramos ahora, más podríamos correr durante el resto de la prueba. Pero no era así. Íbamos a ritmo entre 6:10 y 6:20 todo el rato, incluso teniendo que avisar varias veces de nuestra rapidez y tener que bajar en algún momento el ritmo. Mis temores se hicieron realidad kilómetros más adelante.

Kilómetro 28, casi 29. Llegamos tras haber corrido bastante. Menos de 4 horas. Bastante mojados por la lluvia que kilómetros atrás nos ha caído. Se supone que es uno de los avituallamientos fuertes, el de la comida, así que hay que alimentarse bien. Arroz (regular tirando a malo), chocolate, fruta.... No es bueno entretenerse demasiado, ya que con el aire que hace y el agua que llevamos podemos enfriarnos de más. Al final salimos, para mi gusto hemos parado demasiado tiempo. Pedro se adelanta unos metros, ya que más adelante está su mujer y su hijo. Kannon y yo salimos andando para darle un poco de tiempo. Llegamos a su altura, una breve parada y reiniciamos la carrera.

En la comida
Unos metros más adelante decidimos parar y quitarnos el chubasquero, parece que el buen tiempo va a hacer acto de aparición y nos deja quitarnos la ropa mojada. Corremos, andamos, volvemos a correr y los kilómetros van pasando. Pero a partir del kilómetro 35 aproximadamente todo cambia, en cuanto Kannon empieza a sufrir ya no molestias, sino algo más. Rodillas, talón de aquiles, gemelo.... De todo un poco. Le cuesta mucho correr. Así que comienza una nueva carrera. A partir de este punto, sé que vamos a tardar más de lo que pensaba.

Si bien en este tipo de carreras nunca puedes poner un margen de tiempo, ya que la carrera es larga y pueden pasar muchas cosas, dependiendo de tu estado físico y de como es la carrera en sí puedes pensar en hacer un tiempo u otro. En mi cabeza rondaban las 13 o 14 horas, y sinceramente creo que se podría haber conseguido. Pero tras las molestias de Kannon sabía que eso ya no sería posible y me fui más a las 17 horas, y poco me equivoqué. Como no voy a ganar nada, prefiero sacrificar cualquier marca personal, cualquier tiempo que pueda hacer, por ayudar a un compañero a que acabe su carrera.

Los tres
Punto kilómetro 39. Avituallamiento en el polideportivo de El Altet. Volvemos a parar demasiado tiempo, siempre a mi gusto. Tras varias Ultras he aprendido en que en los avituallamientos se debe parar lo justo y necesario. Tras este parón, lo siguiente que nos espera es la playa, y no para bañarnos exactamente. Es un tramo de aproximadamente 2-3 kilómetros por la playa del Arenal, que la verdad es que se hacen pesados. No corremos, andamos, debido a la gran cantidad de tierra. Y si vas por la zona de agua, igual alguna ola te juega alguna mala pasada.

Con Kannon, antes de la entrada a la playa
Salimos de la playa y pasamos al paseo marítimo. Se me hace muy largo. No me gusta, zona aburrida. Corremos bastante en esta zona, lo que Kannon buenamente puede. Lo tenemos claro. Cuando él pueda correr, se corre, y al ritmo que el imponga. Cuando no, se anda. 

Acabamos el paseo, una ligera bajada y entramos a una zona bastante bonita, más que nada por las vistas, al Parque Natural del Clot del Galvany. Aunque no llegamos a entrar en él, sino que lo bordeamos por fuera, se puede apreciar que es bastante bonito. Vamos pensando en el avituallamiento siguiente, que es donde tenemos la ropa de cambio. Se supone que es en el kílómetro 51, pero se nos hace eterno el llegar hasta allí, mas que nada porque pensamos que es en un sitio y no es así. Cuando más ganas tienes de llegar a un sitio, más largo se te hace el viaje.

Por fin llegamos, recogemos nuestras bolsas, nos sentamos y nos cambiamos. Soy el primero en acabar de los tres, me tomo un café caliente que me sienta muy bien, y espero a mis compañeros a que se terminen de cambiar y de reponer algo de fuerzas. La verdad es que tengo ganas de comenzar de nuevo, no quiero enfriarme demasiado, y sé que dentro de poco se nos va a hacer de noche, y cuantas menos horas hagamos a oscuras mucho mejor. 

Salimos, andando, intentando calentarnos un poco. Intentamos correr. Kannon se ha puesto una crema y esperamos que eso le calme un poco los dolores que lleva, pero con el paso de los kilómetros vemos que no es así. La segunda parte del recorrido es, en teoría, un falso llano con una suave pendiente hacía arriba, pero la verdad es que no se nota mucho. El terreno es aburrido, por medio de la nada, y los kilómetros pasan lentos. Durante muchos momentos vamos solos, sin nadie a la vista por delante ni por detrás. La verdad es que hay mucha separación entre los corredores.

Kilómetro 60. Avituallamiento. Habíamos hablado de parar lo menos posible, pero justo este avituallamiento no podíamos dejarlo pasar, ya que se supone que es el de la cena, aunque solo sean las 6 de la tarde. Aprovechamos para comer. Macarrones (algo mejor que el arroz del mediodía), caldo caliente, chocolate... la verdad es que todos los avituallamientos son muy completos. Aprovecho también para llamar a la familia y darles novedades. De momento, todo bien. También saco ya el frontal, se que la noche no va a tardar en caer, y ya que estamos parados, pues nos equipamos para no tener que detenernos luego otra vez.


Iniciamos la marcha hacía el siguiente punto, el karting de Elche. Para mí, el peor avituallamientos de todos, y no por lo que tiene, sino por el sitio en el que se encuentra. Es el kilómetro 66, está en Elche, sabes que te queda más o menos lo peor, por las subidas y el rodeo que vas a dar para volver a Elche. La cabeza te puede jugar una mala pasada si vas mal, ya que si estás al lado de la meta, para que irte a hacer otros 40 kilómetros casi. 

La noche ya ha caído y llevamos los frontales, pasamos por las afueras de Elche y llegamos al citado lugar. No queremos parar mucho, así que algo líquido, algún bocado y salimos rápido. Allí veo gente que se empieza a quedar. No quiero parar mucho, la noche se va a hacer larga y fría. Entramos por un barranco en el que se puede correr bastante, aunque no lo hacemos. Vamos resguardados del aire y eso se nota, no tenemos tanto frío. Un par de subiditas, no muy fuertes, nos van guiando hacía la salida. Una subida un poco más fuerte, la volvemos a bajar por otro lado.... Que nos hemos equivocado!!! Otra vez a subir.... Da igual, vamos sobrados de fuerza, a que sí?? 

Vamos a la búsqueda de Fausto, nos está esperando en un punto cerca de la Virgen del Corredor. Cuando llegamos a su altura, la verdad es que no le vemos casi en la oscuridad. A 100 m nos esperan su mujer Ana y su hija Carla. No me cansaré de agradecerles todo lo que hicieron durante la prueba, el pasar frío solo por ayudarnos y animarnos, el perder su valioso tiempo. Estamos un rato con ellos, emprendemos la marcha y nos volvemos a parar, esta vez para volver a ponernos el cortavientos y abrigarnos un poco, el frío se empieza a notar bastante.

Con Fausto. Gracias amigo por tu dedicación
La zona que nos espera es un continuo sube baja, comienzo a ver algunas luces de frontales al fondo y eso parece que me anima un poco. En algún momento me adelanto de más, y eso me hace luego tener que esperar un poco a mis dos compañeros de viaje. Aunque vamos andando, la verdad es que el ritmo no es malo, además vamos con fuerzas y con ánimos. Paso a paso llegamos al siguiente avituallamiento, kilómetro 77, aunque según mi Garmin es casi el 80.

Al principio de la prueba, habíamos hablado de que si llegábamos con fuerzas a este punto, se podría ganar bastante tiempo, ya que aquí empieza la subida al Castro, subida que iba a hacer mucho daño a los corredores por el cansancio acumulado y por las fuertes rampas. Pedro y yo si que vamos con fuerzas, Kannon también tiene fuerzas pero los dolores le merman demasiado. La verdad es que está haciendo un carrerón, con tantos dolores durante tanto tiempo y como está aguantando, como un auténtico jabato, con un par. Otros, en su lugar, se hubieran retirado, pero él no, el sigue.

El próximo punto de control es el kilómetro 92. Pero no es en la cima del Castro, sino que está iniciada la bajada, así que sabemos que de los 15 kilómetros todos no son de subida, algo que ayuda. Los primeros tramos de la subida son suaves, el terreno no es excesivamente duro por lo que la subida se puede hacer mejor. Casi toda la subida se hace por carretera, asfalto, o tramos de cemento. Si hubiera sido por zonas rocosas o con piedra suelta, hubiera sido peor. 

Hay momentos en los que Pedro y yo nos adelantamos demasiado, llegando a la altura de otros corredores incluso adelantándoles, lo que nos hace detenernos y esperar a nuestro acompañante. La parte más dura la hacemos un poco más despacio para no dejar tanto espacio, que siempre le tengamos a la vista. Pedro se queda alguna vez con él, otras veces soy yo el que se queda. Así, tras varias rampas fuertes, llegamos a la cima, lo que nos queda es, en teoría, cuesta abajo. La bajada empieza por un tramo con mucha piedra, un poco más técnico. Pedro se adelanta, yo voy esperando un poco a Kannon. La verdad es que no soy buen bajador y tampoco voy muy rápido.

A la llegada al último punto de control, hay unos voluntarios aplicando un spray parecido al reflex. Me dicen que si quiero un poco, y les digo que si, que ya que estamos parados... que me eche un poco en los gemelos. Los llevo un poco cargados y, en el gemelo izquierdo, hace poco tuve una contractura, así que me viene bien. Mi sorpresa es que, además del spray, me hacen un pequeño masaje de descarga, lo que hace que el servicio sea aún mejor. Ahora son mis compañeros los que me tienen que esperar a mi!!

10 kilómetros, eso es lo que nos queda cuando salimos de este último avituallamiento. En teoría, es bajada, y digo teoría porque nos encontramos con varias rampas, y durante dos o tres kilómetros por lo menos es más cuesta arriba que cuesta abajo. Sin embargo, hay una bajada que nos sorprende, con cuerda incluida para el que quiera bajar por ella debido a su pronunciado desnivel. No es muy grande en cuanto a distancia, a lo mejor 50 metros, pero el desnivel si es bastante grande.

Cuando llegamos a las afueras de Elche, zona ya asfaltada hasta la meta, entramos en la peor zona para mí debido a su mala señalización. Llegamos a un cruce y no sabemos si debemos ir a la izquierda o a la derecha. Giramos a la izquierda, más que nada porque dos corredores lo habían hecho a la derecha y se han tenido que dar media vuelta. En el polígono, se supone que debíamos girar de nuevo a la izquierda, pero donde?? Eso hace que nos desviemos del camino trazado por la organización. En el último avituallamiento nos habían guiado un poco y nos habían dicho hacía donde ir, y eso es lo que hacemos. Pedro se conoce Elche y eso nos ayuda, porque si llegamos a ir Kannon y yo solos.... igual estamos aún dando vueltas por Elche.

Zona de bajada que aprovechamos para correr, hemos superado ya el kilómetro 100 y sabemos que nos queda poco para la meta, aunque no sepamos donde está. Vamos buscando alguna flecha indicadora o alguna señal. En una larga calle aprovecho para correr y buscar algo, ritmo de 6 minutos el kilómetro. Para la altura de carrera en la que estamos, muy contento. No tengo molestias, no tengo dolores, puedo correr bien.... Genial.

Llegamos a un puente y creemos que debemos bajar, pero no sabemos por donde. En este punto nos "asalta" un coche de la organización que nos dice que nos hemos equivocado de camino, que debíamos de haber ido por otra dirección, y aquí le hago saber mi descontento con la última zona de la carrera en la que la falta de señalización ha sido la nota predominante. Ante esto, nos indica que debemos de bajar por una cuesta grande que hay nada más pasar el puente, y mirando hacía abajo vemos alguna luz de los corredores que van por la zona correcta.

Cruzamos el puente, bajamos la cuesta corriendo y nos reincorporamos al itinerario correcto. Es un camino cerca de río, a sus orillas. Sabemos que no nos queda mucho para llegar. Lo que no sabíamos era que, tras unas escaleras, íbamos a estar en la línea de meta. Lo habíamos logrado, los tres juntos desde el principio, lo que habíamos hablado. Daba igual el tiempo, lo importante se había conseguido, los dos objetivos. Terminar y no lesionarnos.

Lo mejor de todo nos espera tras la meta. La mujer y el hijo de Pedro, unos amigos suyos y alguien más que no conozco nos están esperando. No se quien esta más contentos, si ellos o nosotros. La verdad es que se agradece que, tras tantas horas, haya alguien esperándote a la llegada.

17h 26 minutos. Ese fue nuestro tiempo final. Puestos 119, 120 y 121 de la general, de 348 que lograron finalizar la prueba. 302 retiradas. Contento por haber terminado, y porque el entrenamiento que había hecho para la Ultra Fortalezas me había salido a la perfección. He acumulado 104 kilómetros y mucho tiempo.

Entrada a la meta
Felicitar a Pedro por su enorme carrera, en todo momento se le vio muy bien, muy fuerte, no le vi ningún momento de duda, de cansancio, de flaqueo.... 

A Kannón demostrarle mi admiración por su pundonor, por sus ganas, por su fuerza para poder terminar a pesar de haberse encontrado mal durante más de la mitad de la prueba. Un gran ejemplo de grandeza a seguir. Lo has logrado campeón, tu solo has llegado hasta la meta.
Después de la gesta, los tres juntos al igual que en la salida
Personalmente muy contento. Es verdad que pienso que podía haber tardado 3 o 4 horas menos, que podía haber corrido más. Pero estoy muy contento por sacrificar eso y pasar más tiempo con mis compañeros, por intentar ayudarles un poco con mi experiencia en este tipo de pruebas, porque con esta ha sido mi 4ª participación, aunque no haya acabado en todas. Pero lo más importante es la sensación de acabar bien, con fuerzas, cansado y con las piernas cargadas después de tantos kilómetros y tiempo, pero sabiendo que aun me quedaban fuerzas para más.

La próxima, en menos de un mes, el 18 de Abril. La Ultra Fortalezas y sus 111 kilómetros nos esperan. El segundo 100 de este año está a la vuelta de la esquina. ¿Qué pasará?