lunes, 9 de febrero de 2015

III Asalto al Pico del Buitre. Moratalla (Murcia). 01 de Febrero de 2015




Este fin de semana tocaba "competir", y lo pongo entre comillas porque hace tiempo que las carreras me las tomo como un entreno más, no compito contra otros corredores, solo contra mí. Así que era un entreno con dorsal, con muchos más corredores como yo, con avituallamientos y con 30 kilómetros por delante, aunque al final fueron alguno más.

No era un entreno fácil, era un entreno de calidad. Viendo el perfil ya se ve que la prueba a la que me voy a enfrentar es dura, y este año un poco más debido al cambio de recorrido, el viento, la nieve, el frío....


Las previsiones que teníamos para el día de la prueba no eran demasiado buenas. Temperaturas bajas, con rachas de viento muy fuertes, lo que hacía que la sensación térmica fuera mucho mayor. Se decían que podríamos llegar a tener unos 10º bajo cero. Y, además, el día antes había estado nevando por la zona, con lo que todo se complicaba un poco más. Pero, ¿quién dijo miedo?

Me levanto pronto, muy pronto, 06 AM, para ser domingo no está mal. Desayuno, y a las 06:30 ya estoy en el coche dirección a Moratalla. Tengo más o menos 01:15 horas de viaje hasta allí, y aunque la carrera no empieza hasta las 9, quiero llegar pronto, recoger el dorsal, la bolsa del corredor, tomarme un café tranquilo, cambiarme, calentar.... así que más vale salir con tiempo que no justo.

08:45. Llego a Moratalla, aparco al lado del pabellón de deportes. Hace un frío de coj...... mucho frío. Antes de entrar al pabellón me encuentro con el gran J. Pablo Tudela, fotógrafo de muchas carreras, compañero runner en otras. Los fotógrafos tienen mucho mérito y les debemos muchos de nuestros recuerdos en estas pruebas. Pasan mucho frío en días como hoy solo para que nosotros podamos tener una foto nuestra de la carrera. Gracias, de verdad.

Recojo el dorsal y la bolsa. Vuelvo al coche, la dejo allí, y me voy al primer bar que encuentro. Allí me junto con Fernando Morales, Guillermo Salinas, Fran Roca y Pedro Martínez, quién iba a ser mi compañero de carrera y ninguno de los dos lo sabíamos. Todos somos del mismo grupo. Miro la temperatura en el móvil. 1º C y sensación térmica de -10. Hay que entrar en calor. Un café asiático está bien para conseguirlo. La verdad, los he probado mucho mejores.

A las 8:30 volvemos a los coches a cambiarnos. Allí ya hay muchos más conocidos. Chary Ortiz, Juan Pérez y, sobre todo, alguien muy querido por todos los que estamos en este mundillo, Fausto. Aunque tampoco lo sabía, iba a ser mi otro compañero durante toda la carrera.

Me cambio. Nunca he ido tan abrigado. Buff en la cabeza, buff en el cuello, manguitos y camiseta térmica (recién compradas el día antes en Kampamento Base, la gran tienda de Ramón Garrido), cortavientos, guantes, mallas cortas, pantalón corto por encima de las mallas y calcetas largas. Aún así, sigo teniendo frío. 

Foto de grupo antes de la salida

Corro un poco por la zona de salida y puedo empezar a comprobar los efectos del aíre. Va a ser una carrera muy divertida, lo vamos a pasar muy bien. Si en la salida ya pega el aire, cuando estemos a 1400 m de altitud, sin resguardo de ningún tipo.... Mejor no pensarlo.

En la salida, más saludos. El maestro Juande, el gran Manuel Rico, la campeonísima Esther Sánchez, mi admirado Pepe Gálvez.... Alguna que otra foto. El spiker empieza con la cuenta atrás antes de dar la salida y, como hago últimamente, me voy a la parte de atrás del grupo. Me gusta salir desde atrás y poco a poco ir cogiendo mi ritmo.

Con dos muy grandes: el Maestro Juande y el gran Manolo Rico
La táctica para hoy la tengo muy clara. Aún no estoy bien físicamente, me falta mucho fondo, aunque poco a poco voy mejor. Así que lo que voy a hacer es ir a ritmo, tranquilo. Mi pensamiento es hacer unas 5 horas, intentar sufrir lo menos posible. Solo quiero acabar. Como bien he dicho antes, es un entreno para mí, un entreno de calidad, y se trata de acabar.

Vista del Pico del Buitre
Se da la salida. Empiezo a correr e intento ponerme detrás de alguien que me vaya tapando el viento. Solo se me ven las rodillas y media cara, pero tengo frío. A diferencia de otros días que he entrenado o he ido a alguna prueba, hoy no tengo ninguna molestia ni en el tobillo ni en la rodilla. Eso me gusta. Esas molestias se pasaban al poco de empezar a correr, pero hoy no las he tenido en algún momento. Es una buena señal.

Voy encontrando mi ritmo, adelantando corredores. Sé que en el kilómetro 1'5 va a haber un pequeño tapón debido a que entramos en una senda estrecha, así que corro hasta allí. En la entrada empiezo a ver donde voy situado, quien llevo por delante, quién por detrás, más que nada por ver la gente conocida. No es lo mismo ir solo que acompañado.

Delante llevo a Javier Nuñez, a unos 50 metros, y un poco delante a Fausto y a Pedro. En la senda estrecha no se puede adelantar, así que sigo detrás. En cuanto salimos a un camino un poco más ancho, puedo adelantar a más corredores. Llego a la altura de Javi, hablo un poco con él, va con un amigo suyo y dicen que van a ir tranquilos. Es una buena opción. Delante siguen Pedro y Fausto, a no más de 100 metros. Así que decido tirar un poco para adelante.

Cojo a Pedro, hablo con él un poco, y voy a por Fausto que se ha adelantado unos metros. Estamos subiendo y eso se nota. No es una fuerte subida, pero se nota en el ritmo de cada corredor. Llego a su altura y empezamos a hablar. Pedro viene enseguida. Y nos encaminamos juntos hacía el primer avituallamiento, en el kilómetro 6.

Un poco de agua, medio plátano, media barrita.... Listo para la segunda etapa. Seguimos los tres juntos, hablando de carreras, de objetivos próximos, de como vamos físicamente (Pedro acaba de salir de un fuerte costipado o gripe, y Fausto dice que va un poco mareado). Seguimos subiendo, ya es una subida constante hasta la cima del Pico del Fraile.

Según vamos subiendo empezamos a ver la nieve a los lados del camino, el hielo en los charcos que había de agua. El terreno está helado, se nota porque al pisar esta duro, no es tierra. Un desvío a la izquierda y empezamos un fuerte subida. Aquí se nos unen Javi y su compañero. Algún tramo de descanso que aprovechamos para trotar y otra vez a subir. 


Lo peor de esta subida es lo resbaladizo del suelo. Lleno de nieve por los laterales, el camino es hielo y te resbalas con facilidad. Es más rápido ir por la nieve, y parece que más seguro porque no te resbalas tanto. Pedro es el primero que lo hace, yo le sigo, adelantamos varios corredores y cogemos metros de ventaja con nuestros compañeros. En cuanto el terreno nos lo permite, nos paramos y los esperamos. Ya vienen, vamos para arriba otra vez.

Subida al Pico del Fraile
El Pico del Fraile es una subida interesante, dura, y con nieve e hielo, más aún. Tengo respeto por la bajada, porque como esté igual que la subida.... Además, yo  no soy un buen bajador. 
Llegados a la cima, la bajada está bastante bien, no está helada por lo menos. Pedro se viene arriba y se acelera. A los que les gusta las bajadas y saben bajar bien, esta bajada les encanta, como a él. Fausto le sigue. Yo me quedo unos metros atrás y voy bajando con precaución, no quiero caerme, aunque tampoco voy despacio. Javi y su amigo se quedan un poco más atrás. Ya no les volveríamos a ver en toda la carrera.

Algún tramo un poco más técnico, algún tramo con mucha piedra suelta que provocaba algún que otro resbalón, sendas estrechas.... Poco a poco cojo un buen ritmo y llego a la altura de Fausto. En cuanto llegamos a una pista forestal, Pedro nos está esperando. Se ha caído y se ha hecho daño, pero puede seguir sin problemas. Heridas de guerra.

Bajada del Pico del Fraile. Muchas Gracias J.Pablo
Corremos y llegamos al kilómetro 10. Avituallamiento y desvío de los corredores de los 15 y los 30 kilómetros. Parada técnica en el baño. Lo bueno de tener el perfil en el dorsal es que, mientras orinas, puedes ver el perfil y lo que viene a continuación. Umm, parece que esto se pone duro.... El perfil, digo.

Seguimos corriendo, cruzamos un río y empezamos el tramo nuevo de la prueba, lo han cambiado este año, así que no sabemos lo que nos espera. Fausto, al haber hecho la prueba años anteriores, nos iba guiando y avisando de los que nos venía por delante, pero ahora íbamos todos de novatos.

Tenemos un objetivo, llegar al kilómetro 15 antes de las 02:45 horas y al kilómetro 19 antes de las 03:30. Son los puntos de control establecidos por la organización y, si llegas fuera del tiempo establecido, te descalifican. Así que vamos llevando un poco el control del tiempo.

La zona nueva está compuesta por un estrecho sendero, corrible en muchas partes, con alguna subida fuerte en algún tramo, aunque no demasiado larga. Pero, comparado con otros años, la nueva parte es más dura. La verdad es que alguna subida se las traía.

Kilómetro 15, 02:23. Perfecto. Avituallamiento y seguimos. Subida fuerte, nadie habla, parece que vamos un poco cansados. Un kilómetro más adelante, más o menos, tenemos pista. Se puede correr. Yo empiezo a descontar kilómetros en mi cabeza. Empiezo con la cuenta atrás. Ya llevamos más de la mitad. Poco a poco van pasando los kilómetros, pero queda lo más duro. La subida al Pico del Buitre, que está en el kilómetro 22. Pero las sensaciones no son malas. Puedo correr bien, sin problemas, no tengo molestias, y para lo que llevamos me encuentro bien.

Subida al Pico del Buitre
Sé que está mal decirlo, suena mal, y más cuando son tus compañeros. Pero cuando ves que tus compañeros, por unas cosas u otras, van peor que tu, parece que eso te da más fuerza. No se, es algo psicológico, pero a mi por lo menos me pasa así.

Pasamos el segundo puesto de control sin problemas y nos dirigimos hacía el Pico del Buitre. Nos quedan 3 kilómetros. Son kilómetros duros, de continúa subida con algún descanso, con alguna bajada que te lleva a otra subida mayor. El kilómetro 20 no lo veo. Voy encabezando el grupo. Miro atrás y no veo ni a Fausto ni a Pedro. Decido seguir un poco y esperar en alguno de esos descansos. Llega Fausto. Pedro está un poco más atrasado, pero no demasiado.

Seguimos para adelante sin perder el contacto visual ninguno de los tres. Y aquí es donde llega mi momento crítico.

Siempre se ha dicho que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues eso mismo hice yo. Ya me pasó lo mismo en la Cartagena Trail. No sé si sería una piedra o una raíz que sobresalía del suelo. La cuestión es que se me quedó la pierna izquierda enganchada y, por no caerme, estiré de más la pierna, lo que me provocó un tirón en el femoral, o que se subiera, no sé muy bien lo que fue. Igual que en la Cartagena Trail.

Me paro. Fausto y Pedro me adelantan y siguen unos metros más adelante. Yo estiro un poco, intento seguir y me tengo que volver a parar a estirar. Cuando parece que es un poco más soportable y que empieza a remitir comienzo a andar unos metros, y en un pequeño llano comienzo a trotar. Parece que se pasa el dolor y que todo vuelve a la normalidad. Pero esto me ha hecho daño, mucho daño, y más psicológico que físico, que es lo peor. Me ha hecho ver que no voy tan bien, que voy muy justo.

Queda casi un kilómetro para terminar la subida al Pico del Buitre, una subida que se me está haciendo eterna. Fausto se ha quedado unos metros detrás, no va bien. Pedro se ha recuperado un poco y se ha adelantado un poco. Y yo voy sufriendo mentalmente. La subida es dura, pero se acaba, ya llegamos a las antenas, ya las tenemos cerca. Un último esfuerzo. Coronamos y no podemos quedarnos arriba, ya que hace muchísimo viento, así que descendemos unos metros y allí nos reagrupamos. Quedan más o menos 8 kilómetros a meta, y casi todo cuesta abajo.

La primera parte de la bajada es algo más técnica, tiene algún tramo peligroso. Vamos todos en fila, yo voy con molestias ya por todos sitios. Como bien he dicho, me ha hecho mucho daño el enganchón de antes. Empiezo a notar los cuadriceps cargados, los femorales, abductores.... Ahora me empieza a doler todo, y en las bajadas un poco más técnicas sufro, sobre todo por tener que ir aguantando y frenando.

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Bajada del Pico del Buitre
Adelantamos muchos senderistas, algún que otro corredor. Tengo la boca seca, le pido un poco de agua a Fausto, y me dice que falta poco para llegar a la pista forestal y allí me la da. Unos metros de bajada más y llegamos a la pista, me da agua con sales minerales y parece que se me quitan todos los males. El cambio de terreno ayuda a coger un ritmo de trote y los dolores de antes han desaparecido. El agua con sales ha hecho de efecto placebo también. Y la cabeza parece que ayuda a que todo vaya mejor.

Fausto va peor, se le nota, tiene problemas en los gemelos. Así que llevamos un ritmo en el que los tres podamos ir cómodos. Si hay que andar, se anda. Lo que teníamos que ganar, ya lo hemos ganado. Y, por el tiempo que llevamos, podemos lograr nuestro objetivo de las 5 horas. Al coronar el Buitre llevábamos 03:52, con lo que tenemos algo más de 1 hora para los 8 kilómetros que nos faltaban.

El camino cambia por tramos, pasamos de pista forestal a senda y viceversa. Las sendas son las más peligrosas, tienen un mayor desnivel de bajada y por lo tanto tienes que volver a frenar para no ir más rápido de lo normal y no tropezarte. En una de esas sendas nos encontramos dos árboles caídos, seguramente por el viento, y no hay forma de sortearlos más que pasando por encima. Eso obliga a un esfuerzo extra que hace que los músculos que llevamos cargados sufran un poco más, y tienes el riesgo de que se te suba alguno.

En este último tramo voy casi todo el rato en cabeza, tirando un poco. Se ve que en algún momento un poco más despacio de lo que mis compañeros necesitaban, ya que Fausto me dice que suba un puntito más de velocidad, así que lo hago y seguimos hacia la meta. Me encuentro bien, todo ha pasado, puedo correr sin más molestias que las normales a estas alturas de carrera. Pero se me empiezan a hacer largos los kilómetros. 

Vemos el pueblo, baliza del kilómetro 29. Baliza del kilómetro 30, y no hemos entrado en el pueblo aún. ¿Pero no eran 30? Última subidita, con Fausto en cabeza y Pedro un poco más atrasado, y asfalto. Os digo una cosa, lo agradecí. Últimos metros ya, los tres juntos, tal y como llevábamos casi toda la carrera. La verdad es que, sin Pedro y sin Fausto, no habría hecho la carrera igual. Se me ha hecho muy amena, muy corta para 5 horas que llevamos. Sin su compañía, no habría sido igual. Gracias compañeros, gracias amigos.

Al final, cruzamos la meta en 5:03. Casi 32 kilómetros según el GPS de Pedro, con unos 1900 metros de desnivel positivo. Se ha logrado el objetivo, así que muy contento. No solo por eso, sino por las sensaciones. Se que me falta fondo, pero el entreno ha salido perfecto, mucho mejor de lo que pensaba.


La próxima ya será el mes que viene, un paseo de 100 kilómetros por Elche, en la Transilicitana, con un buen grupo de amigos, pero eso será otra historia. Ahora solo pienso en entrenar e ir cogiendo la forma necesaria para mi primer gran objetivo de este año, la Ultra Fortalezas.