lunes, 27 de abril de 2015



I ULTRAFORTALEZAS TRAIL. RETO CONSEGUIDO.


Perfil de la prueba

Datos Técnicos

Distancia: 111'7 Kilómetros (unos 113 según mi GPS)
Desnivel positivo acumulado: 4.474 metros (3.756 según mi GPS)

Datos de la prueba

Número máximo de inscripciones: 350 (300 asignadas por sorteo y 50 reservadas por la organización). Al final se quedaron dorsales sin asignar, que se podían haber dado a los corredores que no tuvieron la fortuna de conseguir uno en el sorteo. ¿Por qué no se hizo? Buena pregunta.

Número de salida de participantes: 256, de los cuales acabaron 208

Mis datos

Posición final: 140
Tiempo: 19h 37' 06"

Organización

Siempre que se organiza una prueba nueva, y más una Ultra Trail de estas características por su distancia y por el terreno por el cual discurría, se suelen tener fallos que con las siguientes ediciones se van subsanando. Es cierto que ya organizan una prueba de 53 kilómetros, pero no tiene nada que ver con esta prueba.

Hubo fallos, es cierto. En algunas zonas poca señalización. En algunos tramos, se echó en falta ver gente de la organización. Pero, a mi gusto, la organización estuvo más que bien para una primera edición.

Avituallamientos muy generosos tanto en líquidos como en sólidos. Muy buena señalización en muchos puntos, como la subida a Garabitos. Agradecer la ayuda y apoyo de voluntarios, militares, policías, guardia civil y protección civil durante toda la prueba por su trabajo y sus palabras de ánimo.

Para mí, personalmente, la organización estuvo muy bien. A lo mejor no de 10 por los fallos comentados, pero sí que estuvo de notable.

Recorrido

Tres partes claramente diferenciadas, si bien he de comentar que no me gustaron demasiado los últimos cambios realizados en el mismo. Creo que la subida al foso del Castillo de San Julián hubiera sido mucho más bonita la subida que finalmente se hizo. Y en la calle del Aire, el desviarnos a la calle Mayor, nos hizo que disfrutaramos un poco menos del gran ambiente que había por las calles de Cartagena, aunque entiendo que por la multitud de gente se realizará por la seguridad de los corredores.

El recorrido tenía una primera parte conocida por casi todos los corredores, ya que es muy parecida a la Ruta de las Fortalezas, la prueba de 53 kilómetros, discurriendo casi por la zona centro de la Ciudad y por las baterías que rodean la misma.

La segunda parte quizás es la más fea en cuanto a paisaje y terreno, casi siempre por ramblas, sin apenas paisaje. Sin embargo, es la más importante mentalmente ya que si haces esfuerzos de más, lo puedes pagar más adelante.

La tercera parte empieza en San Ginés, kilómetro 67 de carrera, y es la parte más dura, la más montañera, donde se concentra casi todo el desnivel de la prueba. En cuanto a paisajes, quizás también es la más bonita. 45 kilómetros duros para acabar una gran prueba.

La preparación

Al igual que para escribir esta crónica, he necesitado encontrar algo de tiempo libre para poder entrenar para esta prueba. Cuando no es por una cosa, es por otra. Siempre hay algo que hacer, ya sea en casa, con los críos, del trabajo, ayudar a mi mujer en su negocio.... El tiempo es limitado y he de aprovechar el poco tiempo libre para poder entrenar, aunque al final se ha podido hacer. Eso si, el tiempo que he tenido, lo he aprovechado al máximo. Y cuando se me ha permitido, tiradas de mínimo 3 horas.

Han sido muchas horas de entreno, en compañía o en solitario. Muchos kilómetros realizados, y al final todo se pasa en "solo" 19:37 horas. Muchos preparativos, mucho tiempo preparando todo para que todo salga a pedir de boca, y sin darte cuenta se pasa todo. Es verdad que son muchas horas, pero se pasan muy rápido aunque parezca mentira. Al final merece la pena, por la satisfacción del trabajo bien hecho y por lo vivido antes, durante y después de la prueba, porque el buen ambiente que reina en este tipo de pruebas es increíble.

Desde la fecha del sorteo, en el mes de enero, y una vez sabido que había sido elegido con un dorsal para la realización de la prueba, muchos entrenos largos, cortos, por montaña, por asfalto, con amigos, en solitario.... muchas horas con la mente puesta en esta carrera.

Además, desde la fecha del sorteo y sabiendo que gente muy merecedora de un dorsal por méritos propios se habían quedado fuera, tenía un sentimiento de responsabilidad de acabar y de hacerlo bien. Si un don nadie como yo tenía dorsal y otros más grandes no, tenía que demostrar (por lo menos a mí) que el dorsal estaba bien asignado y que no se iban a arrepentir de que fuera mi persona la que disputara la carrera.

También tenía la responsabilidad personal de poder hacer y terminar una Ultra como ésta, por sus características de distancia y dureza, en condiciones. Las que he disputado, o no he terminado bien o no las he terminado directamente. Así que tenía ese reto personal, en terminar bien, en conseguir mi objetivo y hacerlo en buenas condiciones. Además, el correr "en casa" te da ese punto de motivación extra, y el haber entrenado por muchas zonas de la carrera te permite afrontar la prueba de forma distinta, sabiendo a cada tramo lo que te espera.

Prolegómenos

La semana de la prueba estoy nervioso. El trabajo está hecho. Los entrenos han sido los que se han podido. Creo que estoy preparado, pero siempre queda una pequeña duda ya que en este tipo de carreras pueden pasar muchas cosas.

Descarga de piernas en la Clínica Fixioclinic, en manos del gran Juan Mendoza. Estamos a martes. Espero hasta el jueves para realizar un último entreno, corto, suave, para activar un poco las piernas. Son sólo 8 kilómetros, 48 minutos. Sensaciones buenas, aunque siento algo de molestias en los gemelos, ¿serán los nervios?

El viernes por la mañana recojo el dorsal, la bolsa del corredor, dejo la mochila para el cambio en el kilómetro 67, veo y converso con amigos.... Parece mentira, pero el día "D" ha llegado, ya está aquí. Después de comer intento dormir un poco la siesta, descansar para afrontar una noche y un día que va a ser muy largo, pero no puedo concebir el sueño, los nervios me pueden. Alguna cabezada, pero poca cosa. Después de tantas carreras, sigo teniendo nervios antes de alguna prueba, sigo teniendo el gusanillo en el estómago.

Preparo lo que me falta, la ropa que voy a llevar al principio, las zapatillas.... Cena de la pasta con dos compañeros y amigos, Nacho y Pepe, compañeros en muchas batallas y en ésta no podían faltar. Además, íbamos a hacer grupo (o bloke como después nos denominaron) y empezamos a hacerlo desde la cena. Aparcamos los coches, nos cambiamos y un suave paseo de unos 2-3 kilómetros hasta la línea de salida.

Allí, saludos a todos los conocidos, reunión con el resto de compañeros como Fernando, Guillermo, Ginés, Víctor, Ramón... Café antes del comienzo y a colocarnos en el cajón de salida. Ya no hay marcha atrás. Esto está a punto de comenzar. Nos deseamos suerte mutuamente y nos concentramos para la salida, cada uno a su manera se prepara para afrontar una prueba que nos mantendrá durante muchas horas en liza.

Antes de la salida, con el Maestro, el gran Juande y con Guillermo

La carrera. Tramo 1. Kilómetro 0 al 34'6

Sábado, 18 de abril, 00:01 horas. Puerto de Cartagena, en la Plaza Héroes de Cavite, junto al Ayuntamiento. Se da la salida con mucha gente aplaudiendo y animando a los locos que vamos a afrontar la prueba. Es fácil, en este tipo de ambiente, que te animes de más y corras demasiado rápido desde un principio. Salida tranquila, en multitud, la gran mayoría de los corredores vamos juntos. Desde un principio hacemos un buen bloque Ramón, Ginés, Fernando, Nacho, Pepe y yo. También se nos une Paulino, un conocido de Ramón. Guillermo va a su ritmo, por delante. Víctor ha debido salir también por delante porque no le vemos, igual que a Antonio de los Reyes, compañero de andanzas al cual no he visto en ningún momento. Pensaba que iba a venir con nosotros, pero al final tenía otros planes, muy buenos planes.

Kilómetro 2. De momento es todo asfalto, y llega la primera subida. Yo había comentado que esta primera subida, aunque no es dura y es un tramo corto la voy a hacer andando, ya que todas las fuerzas que se puedan reservar serán necesarias para el final de la prueba. Y así hago, mientras que el resto del bloque sigue corriendo. Se escapan por delante, pero no me importa. Por detrás viene alguien ha quien considero que en este tipo de pruebas es una buena rueda a seguir por su experiencia y sabiduría, y no es otro que el Maestro, el gran Juande. Me coge en la salida de la Batería de Santa Catalina, llegando al aparcamiento de Cala Cortina.

Primera subida hacia Cala Cortina. Que conste que solo corrí para la foto
Juntos iniciamos la subida al Castillo de San Julián. Vamos un grupo numeroso de corredores, de los cuales no conozco a muchos, pero da igual. En este tipo de pruebas todos somos compañeros aunque no nos conozcamos. La subida la hacemos a buen ritmo y atrapamos al resto del bloque. Ya continuo con ellos el resto de la subida.

Esta zona la conozco muy bien, muchos entrenos por la zona, por lo que se perfectamente como es la subida. El cambio de última hora del trazado no me gusta, y les indico a mis compañeros por donde era inicialmente la subida. Sin darnos cuenta, llegamos a la entrada del Castillo, nos marcan el dorsal y emprendemos el camino hacía El Calvario. Al comienzo de la bajada, nos cruzamos con Victor, que se para a esperarnos y se une al bloque.

Un pequeño tramo de bajada y emprendemos el camino por el cresteo hacia la siguiente zona. Fallo de la organización al no señalizar bien la entrada al sendero o poner algún miembro de la misma en ese punto. Algún corredor no lo ve bien y se pasa un poco de largo. Acabamos de empezar y no son muchos metros, pero no gusta que tan pronto haya fallos.

Este cresteo es un tanto peligroso por el tramo por el que discurre, y más aún siendo de noche. Aunque llevemos los frontales, la visión no es la misma que si es de día. Mucha piedra, ramas.... en cualquier momento te puedes torcer un tobillo y te puede arruinar la prueba, así que con precaución vamos realizando el tramo, sin prisa pero sin pausa.

Sin ningún percance llegamos a la Ermita de El Calvario y emprendemos la rápida bajada. Aquí me adelanto yo, bajo bien, rápido, adelantando corredores. Al principio con Pepe, luego yo solo. En un momento miro hacía atrás y me veo con una gran distancia respecto al resto de los compañeros. Decido bajar y esperarles al finalizar el tramo complicado, en el asfalto que nos lleva hasta el barrio de Lo Campano.

Llegan los compañeros, y empezamos el primer tramo de transición que nos llevará hasta el Castillo de la Concepción. Todos juntos, a bloque, controlando el ritmo para no ir demasiado rápido. Es el miedo que tenemos, sobre todo Ramón y yo que somos los que más conocemos toda la prueba en su totalidad. Todo lo que se corra de más o demasiado rápido lo podemos pagar en la última parte, la más dura, y hay que reservar fuerzas para la misma.

Antes de llegar de nuevo a lo que es la zona del puerto y la zona centro de la ciudad, los dos primeros percances. Una pequeña caída de Gines, sin consecuencias afortunadamente, y la retirada de Víctor por problemas físicos. Gines es el que nos lo comunica y yo en un principio no le creo, pero cuando veo que no viene por detrás, veo que es cierto. No me lo puedo creer. Lo más importante es que esos problemas no sean graves y no vayan a más. Es triste que tras 10 kilómetros te tengas que retirar, con tanto tiempo y tanta ilusión que uno pone para preparar este tipo de pruebas.

Seguimos todos juntos, a mi entender a un buen ritmo, llegando al Castillo de la Concepción, y empezamos la bajada por el Teatro Romano de Cartagena para llegar a la Calle del Aire, con un ambiente muy grande que nos pone la piel de gallina. Calle Mayor, Calle de los Balcones Azules y subida al Parque del Molinete. Bajada por las escaleras (menos mal que son al principio de la prueba, al final se hacen mucho más pesadas), Plaza de las Flores, Calle del Carmen, Calle Real y llegada a la Rambla de Benipila la cuál nos va a llevar hasta la entrada de Navantia. De momento, todo en orden, ritmos buenos, sin machacarnos demasiado.

Calle del Carmen. Que contentos y felices íbamos....
Realizamos la subida a Fajardo casi sin darnos cuenta, o por lo menos yo, y emprendemos camino hacía Galeras. Paro un momento, bebo agua y me como una barrita, creo que es un buen momento para alimentarme, llevamos unos 20 kilómetros y, aunque me quede un poco cortado, prefiero comer. Más adelante me volvería a unir con mis compañeros de aventura.

Subida a Galeras andando, reservando fuerzas. Nos cruzamos con muchos corredores que ya bajan del Castillo, los ánimos son mutuos. Arriba nos espera el primer avituallamiento, muy completo, es el kilómetro 25. Agua, isotónica, coca cola, chocolate, naranja, plátano, barritas.... dan ganas de comer y beber mucho, pero no es buena idea, así que tomo algo y empiezo a andar. Tenemos una buena bajada y podemos aprovechar para avanzar bastante.

Llegada del bloque a la entrada de Navantia. Nos esperan Fajardo y Galeras. 
En la bajada, paso mi peor momento físico de la carrera. Vamos hablando Fernando, Ginés y yo sobre la coca cola, la energía que aporta en estas carreras, cuando piso mal debido al defectuoso asfaltado de la carretera y me tuerzo el tobillo. Es el mismo en el que tuve un esguince en el mes de octubre y que me tuvo parado más de un mes. Me duele, voy pisando pero el dolor no remite. Me temo lo peor. Afortunadamente, con el paso de los minutos el dolor va remitiendo hasta llegar a desaparecer. El susto ha pasado y todo ha quedado solo en eso, en un susto.

Tras la bajada, el siguiente punto es la Atalaya. El camino hacía el punto donde se inicia la subida la hacemos con calma, sabiendo lo que nos espera. El tiempo que llevamos es el esperado. Llegamos a las primeras rampas y me pongo en cabeza, soy el que va tirando del grupo y avisando a los compañeros de los posibles puntos conflictivos. Poco antes de iniciar el tramo más duro de subida, en el que medio tenemos que escalar por unas rocas, Nacho se queda sin luz en el frontal, ¡¡menudo sitio ha buscado para quedarse sin luz!!

Entre que yo alumbro por delante y Fernando por detrás, hace la subida como puede. La primera parte es la más dura, con mucha roca y sin ningún sendero de subida, aunque es un tramo corto. Posteriormente, hasta la muralla, el terreno "suaviza" un poco y se puede subir mejor. Hacemos la subida bien, bordeamos la muralla y llegamos a la rampa de entrada al castillo, donde Nacho por fin puede cambiar las pilas. Rodeamos el castillo, y nos lanzamos a la bajada guiados por un compañero del club Cartagena Trail, que se conoce bien la bajada. Es complicada, pero la hacemos bien, llegando al asfalto e iniciando el camino hacia Tentegorra.

Allí nos espera el segundo avituallamiento, kilómetro 34 de carrera y primer punto de control. Otro buen avituallamiento con donuts, caldo, café, bollería, fruta.... Llevamos 5 horas justas de carrera, el tiempo que teníamos pensado hacer, así que perfecto. Según los datos oficiales, soy el 193 en ese momento. Pepe, el 3 de su categoría, haber si vamos a tener que apretar para que Pepe coja podium.....

Salida del acuartelamiento y empezamos la segunda parte del recorrido, la más dura mentalmente y, aunque parezca mentira, la más importante de toda la carrera.

Antes de la salida del avituallamiento
La carrera. Tramo 2. Kilómetro 34'6 al 67'5

Sin duda, el tramo más "feo" pero también el más importante de la prueba, por lo menos para mí. Son unos 33 kilómetros casi todos ellos por ramblas, sin nada alrededor. Además, siempre vas por un falso llano con una ligera inclinación. Si corres de más, lo puedes pagar. Si corres de menos, el tiempo se te hecha encima y los tiempos de corte van un poco ajustados. Aquí la cabeza juega un papel muy importante

Salimos del acuartelamiento y hace frío. Se nota la parada que hemos hecho. Decidimos trotar un poco para entrar en calor. En la parada hemos alcanzado y adelantado muchos corredores, y con el trote que llevamos seguimos alcanzando a alguno más.

Enseguida empezamos con las ramblas, porque sales de una y te metes en otra. Mucha piedra en el suelo, pequeña, pero al final se van notando en la planta de los pies. Andamos mucho, si es cierto, pero también corremos mucho, y cuando lo hacemos vamos a buen ritmo.

Paulino y Ramón se distancian un poco del bloque, van 200 o 300 metros por delante, no los perdemos de vista. Paulino va muy rápido, se le ve suelto y se va reteniendo por esperarnos. Antes del avituallamiento del kilómetro 51, nos deja, se libera de nuestra carga, y hace bien. Menudo tiempo que hizo en meta!! No quiero pensar que hubiera sido sino le hubieramos retenido....

Nacho no va del todo bien, se le nota, va demasiado callado y eso en él..... raro raro. Dice que es el estómago, lo tiene revuelto, no se siente cómodo. Antes de llegar a una localidad llamada "La Corona" tiene que parar y hacer de vientre. Para los que le conocemos, ¿será casualidad? A partir de ahí, todo vuelta a la normalidad

Llegando a Perín, kilómetro 49 más o menos de carrera. Por fin se hizo la luz
Ya ha amanecido, y eso nos da un poco más de moral. La noche la hemos pasado realmente bien, y el empezar a ver los primeros rayos de luz nos ayuda a sentirnos mejor. Así, entre ramblas y piedrecitas en el camino, llegamos al avituallamiento del kilómetro 51

Allí está Paulino, que está a punto de partir. Ya no le volveríamos a ver. Le comunica a Ramón que hay un grupo de conocidos que van muy cerca, y creo que eso le hace salir a intentar cogerles. Tras comer y beber algo, Ramón sale fuerte y se va de nosotros. Nos quedamos 5, Fernando, Ginés, Nacho, Pepe y yo. 

El tramo que nos queda hasta San Ginés no lo conozco, aunque Ramón nos ha dicho que tiene un par de repechos, uno muy suave en asfalto y otro más fuerte. Así que afrontamos la última parte de este tramo con un poco de recelo ante las subidas y las ramblas que nos esperan, pero con el ánimo alto sabiendo que nos quedan solo 16 kilómetros antes del avituallamiento donde nos están esperando las mochilas de recambio.

La primera subida es corta, como nos habían dicho. Vamos a buen ritmo y la hacemos bien. Una ligera bajada y a lo lejos se puede divisar la subida dura. Allí vemos a Ramón y a Juanfra, el cual sería compañero en muchas partes de la carrera, ya que unas veces le adelantaríamos y otras veces nos adelantaría el.

La verdad es que la subida es durilla, es cierto, pero se sube a buen ritmo. Son varias subidas, lo que hace que nos separemos un poco, quedándose Ginés un poco más atrás. Decidimos hacer reagrupamiento cuando terminen todas las subidas, y así lo hacemos. Por delante vamos Nacho, Fernando y yo, luego Pepe y posteriormente Ginés. Arriba, todos juntos, y empezamos la bajada, un poco técnica en los primeros  400-500 metros, luego más rápida y cómoda, que acaba al empezar en la Rambla del Cañaveral, la cuál nos llevará hasta el paseo marítimo que nos llevará hasta el avituallamiento. ¡¡Que ganas de llegar tenemos ya!!

Esta rambla la hacemos muy rápido, adelantando muchos grupos de corredores, entre ellos al creado por Ramón y Pedro, compañero suyo de muchos entrenamientos. También es la zona donde más pesado me pongo con el tiempo, lo reconozco. Vamos demasiado rápido y así lo hago saber en repetidas ocasiones. Conozco lo que nos espera, la dureza del terreno, y no quiero gastar demasiadas fuerzas ahora. Y eso es muy fácil aquí, ya que vamos cuesta abajo y por un terreno muy corrible.

El Bloque unido, llega al paseo marítimo que nos llevará hasta San Ginés y su avituallamiento
Los kilómetros van pasando y hemos creado un buen grupo con Ramón, Pedro, otro corredor que no se como se llama, y los 5 que llevamos juntos desde la meta. También se une Emilio, otro compañero nuestro de entrenamientos y que se uniría durante muchos kilómetros. Así, juntos llegamos al paseo marítimo, muy bonito, y por fin al avituallamiento, a las mochilas de recambio, al descansar un poco los pies y cambiarnos las zapatillas para que las de trail nos acompañaran hasta la meta. 

Posición 158. Llevamos 09:48 horas. En este tramo hemos adelantado 35 posiciones.

La carrera. Tramo 3. Kilómetro 67'5 al 80

Tras cambiarnos de camiseta, calcetines, zapatillas, comer y beber, algún spray y masaje.... emprendemos la siguiente parte del recorrido, la más dura, con más desnivel. Empezamos por el paseo marítimo que nos va a llevar hasta la ermita de la Azohía. La siguiente parada, la Torre de Santa Elena. El grupo se ha partido. Por delante, Pepe, Emilio, Fernando y yo. Por detrás Ginés, Nacho y Ramón. 

La subida a la Torre es por asfalto, lo cual ayuda. Además, el desnivel no es demasiado alto, pero con más de 70 kilómetros ya todo empieza a costar. Subimos, rodeamos la Torre y volvemos a bajar por el asfalto, cruzándonos con los que van subiendo. El resto del grupo no va muy lejos.

Tras la bajada, un tramo por una parte de la Azohía y con la cabeza puesta en la próxima subida, que ya no se como se llama, si los 7 cucones, si la podadera.... Se llame como se llame, fue una subida muy dura.

Antes de empezar, Nacho se nos une, ha corrido un poco y se ha enganchado a nosotros. Pero lo malo es que Fernando nos comunica que tiene problemas con la cintilla, una lesión que ya padeció y por la que estuvo parado varios meses. Sabe bien los síntomas y no son buenos. Es una mala noticia. Esperamos que no sea nada, que se le pase, pero lamentablemente con los kilómetros va a ir a más.

La subida empieza por un tramo más duro, el cuál nos devuelve a la carrera tras la relajación del avituallamiento. Emilio va por delante, tirando del grupo. Marca un buen ritmo y le vamos siguiendo, todos en fila de uno. La subida no es la conocida por mí, sino que es nueva, cosa que me hace estar más atento. Van pasando los metros, y el cansancio se empieza a notar.

Subida a los 7 Cucones, a la podadera o como narices se llame. En algún momento, yo le puse otro nombre....
La segunda parte de la subida es un poco más suave, es en zig zag y no tiene tanto desnivel como la zona anterior. Emilio se despeja de nosotros, va fuerte. Nosotros seguimos a ritmo. En cada curva podemos ver donde vienen los compañeros. Esta parte es cierto que es más suave, pero también más larga. Se hace un poco pesada. Llegamos a la parte superior y empieza la zona de bajada, la cuál nos ha de llevar hasta el asfalto que nos conducirá a Castillitos.

Tramo de subida
En esta parte se puede correr si vas con fuerzas, pero si empiezas a ir justo de ellas es mejor hacerla andando. Nosotros optamos por lo segundo. Fernando sigue con problemas y se le nota en la cara. Este tramo es por un sendero estrecho, lo que hace muy complicado el adelantar a los corredores que vamos alcanzando.

Sabemos que este tramo es corto, ya que en el kilómetro 80 está el siguiente avituallamiento, con la comida esperándonos. Vamos con la mente puesta en llegar allí, y eso hace que el tramo se nos haga largo de más. Suele pasar que cuando más ganas tienes de llegar a un sitio, más largo se te hace.

Alguno de los tramos de bajada
Tras un tramo de pequeñas subidas y bajadas por senderos del GR 92, llegamos a la bajada que nos llevará hasta el asfalto, una bajada un poco más técnica. Tiene una pequeña complicación con un poste de la luz caído y con un cable. Lo sorteamos y nos dirigimos hacía el asfalto. Allí, nos volvemos a reagrupar, pero Ramón se ha quedado atrás, Emilio por delante, así que volvemos a estar los 5 juntos otra vez.

Subida al Atalayón
El tramo de asfalto es de un kilómetro más o menos, y nos lleva directamente al aparcamiento de Castillitos. Subimos al Atalayón, un kilómetro de subida y otro de bajada. Y de ahí, nos meten por dentro de una batería, subida por unas escaleras de caracol (muy bonitas pero creo que innecesarias y más con 80 kilómetros en las piernas) y llegada al avituallamiento.

Llegada al kilómetro 80. Vaya caras!!
Allí, Fernando nos comunica lo que ya nos venía avisando. Su carrera termina aquí, los problemas de la cintilla le hacen retirarse. Tiene fuerzas para acabar, tiene piernas para llegar a la meta, pero los dolores van a más, y antes de forzar con lo que viene, prefiere retirarse. La verdad, es que es difícil ser sensato en este mundo de locos, y él lo fue en ese momento. Fue la mejor decisión.

Comemos pasta más o menos caliente, fruta, chocolate, coca cola, agua, isotónica..... El avituallamiento en su línea, muy completo. Tras reponer fuerzas, nos despedimos de nuestro compañero, es duro hacerlo, y emprendemos el último tramo de la carrera, nos quedan 33 kilómetros a meta.

Llega Ramón. Le decimos de esperarle pero prefiere quedarse y descansar un poco, que nos vayamos nosotros. Ya no volveríamos a verle hasta la meta, entro una hora después de nosotros con un gran premio, el entrar con el Maestro Juande.

Posición 145 tras 12:30 horas. Otras 13 posiciones que hemos ganado.

La carrera. Tramo 4. Kilómetro 80 al 113

Salimos del avituallamiento y los primeros kilómetros son por las distintas baterías que hay allí concentradas. Unos 4 o 5 kilómetros rodeando las distintas fortalezas, cañones y castillos. Muy tedioso, la verdad. Aburrido, pero yo creo que se hace así porque durante todo este trayecto vamos viendo el Roldán, última cota de la prueba, y tenemos ganas de ir para allá, de verlo más cerca, pero siempre está a la misma distancia.

Vistas desde Castillitos, con el Roldán de fondo esperando nuestra visita
Cuando por fin terminamos de dar vueltas por las baterías, Fernando está a la salida. Una última despedida y emprendemos camino. Nos están esperando 20 kilómetros hasta Galifa que en muchos momentos parecían 40. Hablo con Nacho y empiezo a echar cuentas en mi cabeza, con los kilómetros que nos quedan, a unos 4 kilómetros por hora, porque se que en algún tramo vamos a ir más lento debido a las duras subidas que nos quedan, nuestro tiempo será de unas 19:45 horas, mejor de lo pensado ya que nuestra idea eran unas 20 horas. Al final me equivoqué pero tampoco demasiado.

Tras una breve bajada por asfalto, nos desvían por un camino que va a parar en una bajada bastante complicada hasta Cala Salitrona. Nacho y Pepe van por delante, Ginés y yo estamos un poco más atrás. Yo reconozco que no soy buen bajador. No le tengo miedo a las bajadas, pero si mucho respeto, por eso no bajo demasiado rápido. Así que prefiero bajar seguro, sin prisas pero evitando algún tropezón que me pueda llevar al suelo.

Esta bajada la recordaba más complicada, y es porque la señalización de la carrera es muy buena y facilita el poder bajar mejor, cosa que se agradece. Igual que en algunos tramos la señalización es escasa y nos quejamos, hemos de reconocer que en otros sitios nos facilita mucho la carrera.

Llegamos al final de la bajada, casi hasta la misma orilla del agua, tanto que algún corredor como Juanfra aprovecha para refrescar un poco las piernas. La verdad es que no es mala idea, cuando las piernas están cansadas, un baño refrescante las debe de aliviar mucho, pero el seguir luego la marcha con la salitre y el sudor posterior.... prefiero seguir como estoy.

La parte que viene a continuación es una larga subida por un terreno no demasiado duro, sin mucho desnivel, muy llevadero es cierto, pero son unos 6 o 7 kilómetros más o menos y se hacen muy largos. Conozco este tramo y me pongo en cabeza de un grupo en el que aparte de nosotros 4, se ha unido otro grupo también de 4 corredores en el cual va Carlos, que se quedará ya con nosotros hasta casi el final de la prueba.

En estas pruebas, siempre hay grupos de corredores con los que te vas encontrando durante toda la prueba. Les adelantas, te adelantan, estás media hora sin verlos, luego estás media hora junto a ellos.... Es así.

Me pongo en cabeza del grupo y empiezo a marcar el ritmo. Es cierto que es subida, pero el ritmo creo que es bueno, menos de 10 minutos el kilómetro, que para ir andando y subiendo no está mal. Así un kilómetro tras otro. Es cierto que, como he dicho, no es una subida demasiado dura, pero es muy larga y se te hace eterna en algún momento, parece que nunca termina. Siguen pasando los kilómetros y no vemos el final.

Vuelvo a hablar con Nacho, más que nada porque es el que está detrás mía. Le comento que queda poco para terminar, que mi consejo es que en el último tramo que es muy suave, casi cuesta abajo, el tramo de asfalto de bajada que queda y una última bajada por un camino hasta el pie de Garabitos que lo mejor es hacerlo andando para recuperar fuerzas para la subida. Su respuesta es que lo que tengo que hacer es bajar el ritmo, que voy demasiado rápido. ¿Será cierto? La siguiente vez que miro atrás, un corredor del otro grupo y yo nos hemos distanciado unos 200 metros del resto. Era cierto, voy demasiado rápido, pero voy cómodo y decido seguir así hasta la zona de asfalto donde esperaré al resto.

Por fin terminamos esta zona, salimos al asfalto, unos 500 metros de una suave bajada hasta tomar el camino que nos ha de llevar a los pies de Garabitos, para mi la peor subida de lo que queda de camino hasta la meta. Kilómetro casi 90, son las 3 de la tarde, el sol aprieta y tenemos que subir unos 400 metros de desnivel. ¿Quién da más? Hagan juego señores!!!

Avituallamiento antes de subir, aprovechamos para beber, rellenar los bidones y comer alguna barrita. No quiero entretenerme mucho, cuando antes empecemos a subir, antes acabaremos. Calculo que vamos a tardar 1 hora o algo más en subir, porque entre la dureza de la subida y el cansancio acumulado... Vuelvo a encabezar el grupo, seguido de nuevo por Nacho. Para mi sorpresa, de nuevo está todo muy bien señalizado, facilitando la subida en un pequeño zig zag entre las rocas.

Pese a ello, pierdo una señalización y me voy por donde no es. Nacho va por el buen camino y se pone en cabeza tirando del grupo. Yo me sitúo en medio justo, con Ginés y Carlos por detrás mía. La subida sabía que era pesada, y así se hace. Miras hacía arriba y no terminas de ver el final, más que nada porque cuando llegas a lo que parece la cumbre, tienes otra subida más delante. Los participantes que van por delante los ves muy lejos y pequeños, y solo están 200 metros por delante.

Empiezo a pagar un poco el esfuerzo de la subida anterior, se me está haciendo muy larga la subida. Vemos a un corredor sentado en una roca, reponiendo fuerzas, comiendo y bebiendo, y pienso que no es mala idea, una breve parada para beber agua y sales y seguir me puede venir bien. Durante un rato le voy dando vueltas a la cabeza, y más o menos a mitad de subida se lo comunico a mis compañeros, les digo que voy a parar un momento, que sigan ellos y que me esperen arriba, cosa que así hacen. Yo repongo un poco de líquido, miro lo que llevo y lo que me falta, y continuo. No he parado mucho, si acaso un par de minutos, pero me han venido muy bien, como luego puedo comprobar, aunque el resto de la subida se me sigue haciendo un poco larga.

Tras poco más de 40 minutos, parada incluida, llego a lo alto de Garabitos. A pesar de todo, hemos realizado una muy buena subida, en menos tiempo de lo que yo pensaba. Mis compañeros están descansando un poco. Miro hacía abajo y veo el avituallamiento, muy lejos. Menos mal que estoy arriba ya....

Mis compañeros en la cima de Garabitos. Impresionantes vistas.
No quiero parar mucho, así que me vuelvo a poner en cabeza y empiezo a trotar un poco por la leve bajada que tenemos, ya que enseguida empezamos a subir la Morra de Garabitos, no demasiado exigente pero sigue siendo subida. Pepe y yo nos adelantamos unos metros del resto, y así vamos hasta terminar lo que nos queda de subida. Por fin se termino el subir, nos quedan unos 5 kilómetros hasta Galifa, kilómetro 102 más o menos. Al finalizar esta subida nos llevamos una muy grata sorpresa. Un representante del club CEX Cartagena ha montado un improvisado avituallamiento por su cuenta, con agua bien fría. Bebemos un poco, que nos viene muy bien, y continuamos el viaje hacía la meta.

Son solo 5 kilómetros, pero se nos hacen muy largos. Este trayecto es un continuo cresteo, con muchos sube baja que hacen mella en nuestras ya cansadas piernas, y también en nuestra mente porque solo vas pensando ya en la meta. Según el perfil de la prueba, debe ser solo bajada, pero no es así, las subidas que hay son cortas pero intensas. Pepe y yo seguimos en cabeza, nos hemos distanciado bastante del resto del quinteto. Habrá que esperar un poco. Cuando se acercan, volvemos a tirar un poco.

Llegamos a la mini subida a la Muela, y digo mini porque no son más que unos 300 o 400 metros, si tuviéramos que subir hasta lo alto de la Muela.... Sigo en cabeza, y así seguiría hasta Galifa, a ratos yo solo, a ratos con Pepe que tiene fuerzas suficientes como para quedarse atrás con el resto del grupo y luego correr para ponerse a mi altura. Tramos de bajadas más o menos delicadas, debido a las raíces que sobresalen del suelo y alguna que otra piedra que puede provocar algún tropezón que te haga caer, así hasta llegar a un camino donde encontramos el cartel del kilómetro 100, muy cerca ya de la localidad de Galifa.

Tras un momento de descanso, corto, que aprovechamos para sacarnos alguna foto con dicho cartel, reagrupamos el grupo y seguimos con el pueblo ya a la vista, muy cerca, en un kilómetro estamos en el avituallamiento último antes del de la meta, así que sabemos que nos queda muy poco, que lo peor está hecho. O por lo menos eso pensamos.

Lo dicho, foto con el cartel del kilómetro 100
Galifa. Kilómetro 102 más o menos. Avituallamiento como el resto, bastante completo. También aprovechamos para que nos echen un poco de spray frío en las zonas más cargadas e incluso algún masaje. Enseguida emprendemos viaje, no queremos demorar mucho la marcha ya que tenemos muchas ganas de terminar ya. Sabemos que nos queda la subida por Escarihuelas, el Roldán y por fin, la línea de llegada.

La salida la hacemos por una rambla que se hace en sentido contrario en la Cartagena Trail, así que la conozco un poco. Empezamos a hablar de otras cosas, parece que cambiando de tema no piensas tanto en la carrera y se te hace más ameno el camino. Pero los tramos de ramblas nos van matando, más que nada por las piedrecitas que tiene, que ya parecen alfileres en nuestras maltrechas plantas de los pies.

Llegamos a un cruce con una carretera donde 2 voluntarios de Protección Civil nos indican por donde hemos de tomar. El tramo de asfalto se agradece. Vuelta al camino de tierra, una curva a derecha y un cartel que me llama la atención y no por nada bueno. Tramo de 2'6 kilómetros por sendero. Vuelvo a echar cuentas en mi cabeza. Si desde la cima del Roldán hasta meta quedan unos 4 kilómetros, más 2'6 de este sendero, más 105 que llevamos ahora.... Este camino nos ha de llevar hasta lo alto del Roldán!!! Como diría el anuncio.... ¡¡¡ERROORRRR!!!

Empezamos la subida, y parece un infierno, la verdad. El cansancio ya se nota mucho a estas alturas, y la subida se nos hace muy dura. Puede que ya lo sea de por sí, pero más aún con los kilómetros que ya llevamos acumulados. Los metros no pasan. No hago más que mirar el reloj, gran fallo por mi parte, porque no veo pasar los metros y eso hace que se me haga más dura aún. Pero no soy el único. Pepe va tirando y Nacho va por detrás mía, me pregunta cuando llevamos. Cuando le contesto que prefiero no contestarle me dice que le mienta. "Estamos por el 110, ya estamos bajando el Roldán". Por lo menos, el humor no nos falta.

La verdad, es que el sentido del humor lo llevamos intacto desde la salida. Ya les comenté a mis compañeros que en esta prueba nos íbamos a reír mucho, que iba a ser una carrera muy divertida. Y vaya si nos reímos subiendo Garabitos, en esta subida, en las ramblas, en el cresteo hasta Galifa..... fue un no parar de reír hasta la meta.

Parece que la subida llega a su fin, y nos deja a media subida del Puntal del Moco, otra subida que conozco de la Cartagena Trail. ¡¡Que bien me vino hacer esa prueba!! Eso si, si nos hubieran hecho subir desde el Portús hasta lo alto del Puntal..... Mejor no pensarlo. No llegamos a la cima, y cogemos un sendero que nos va a llevar justo hasta los pies de la última subida al mirador del Roldán, el cual ya vemos muy cerca, incluso empezamos a ver corredores de la Ruta de 53 kilómetros subiendo por la ladera. Que bonita esta la cima del Roldán, rodeada de nubes, pero más bonita estará cuando lleguemos arriba.

Pepe se para para hacer una foto de los paisajes tan bonitos que podemos divisar desde nuestra posición, así que me vuelvo a poner en cabeza del grupo y guío a mis acompañantes por el sendero. En algún momento parece que nos equivocamos de camino, porque en vez de ir recto vamos bordeando, pero el camino es ese, por el GR 92. Por fin, tras un rato de senda, más o menos un kilómetro o un poco más, llegamos a los pies del Roldán. Última cota de la prueba. La moral empieza a subir porque empezamos a oler la meta. Solo 5 kilómetros ya, y el empezar a ver corredores de la otra prueba también nos anima.

Vistas desde el sendero que nos llevará hasta el pie del Roldán
La subida son 600 metros, "solo" 600 metros, pero la hacemos a buen ritmo, como todas las anteriores y, para no variar, Pepe y yo en cabeza. Comenzamos a alcanzar corredores de la Ruta y vamos adelantándoles. Parece mentira, pero parece que vamos más frescos que ellos. Sus ánimos y el de los militares y voluntarios que se encuentran a lo largo de la subida nos van subiendo más aún la moral.

Coronamos y realizamos la zona nueva que han puesto este año. Si, como en Castillitos, es más bonito que otros años, pero sobran las escaleras y la vuelta que nos hacen dar, ya sobra todo. Pero da igual, estamos arriba, solo quedan poco más de 4 kilómetros y habremos acabado, eso es lo que importa. Llevamos poco más de 19 horas y sabemos que vamos a bajar del tiempo estimado desde hace mucho tiempo, desde que empezamos a entrenar, vamos a bajar de las 20 horas, y parece que no, aunque solo sea por un minutos, pero no es lo mismo ver primero un 1 que un 2 en el tiempo final. Eso te da una motivación extra.

Hablo con Nacho, mi confidente durante mucho tiempo en esta carrera, y durante meses antes también. Conocemos la bajada, es complicada por el cansancio acumulado que hace que no estés tan ágil como cuando no vas cansado y ello te pueda provocar alguna caída por las ramas, raíces, piedras.... Lo mejor es hacer la parte más complicada andando y luego ya correr. Ginés y Pepe se lanzan sin miedo, Nacho y yo nos quedamos un poco atrás.

Nacho empieza a "dejarse caer". Cagontoloquesemenea!!!! ¿No habíamos dicho que no íbamos a correr? Pues ya no paramos de hacerlo hasta la meta. Durante la bajada, Nacho se tropieza dos veces y yo tres, así que le gano de uno. Afortunadamente, no hay caídas. Vamos adelantando muchos corredores de la Ruta, los cuales nos animan y nos dejan pasar, algo que se agradece y mucho a estas alturas. Los ánimos son mutuos, pero a estas alturas a nosotros nos vienen muy bien.

Terminamos la zona complicada de bajada, el zig zag, y llegamos a la zona más ancha del camino. Sabemos que a partir de aquí todo es mucho más fácil, no hay más complicaciones, la carrera está llegando a su fin. Ya no voy cantando el tiempo, sino los kilómetros. 109!! 110!!

Llegamos a la valla que nos indica que vamos a entrar en breves a Tentegorra. Empezamos a saborear la meta y a disfrutar del momento. Se puede decir que ya hemos "acabado", aunque nos queden 3 kilómetros. Aprovecho el momento para recordar a dos amigos, dos amigos de mi juventud que ya no están con nosotros. Uno por una mala caída, otro porque decidió que su momento había llegado. Uno hace unos 2 años, el otro hace unos 3 meses solo. Javi, Luis, esto va por vosotros, es mi pequeño homenaje, mi recuerdo hacía vosotros. Miro al cielo, sé que estáis allí los dos juntos. No os olvido.

Llegamos al avituallamiento que hay para los corredores de la Ruta justo antes de empezar la subida al Roldán, pero no paramos, seguimos corriendo. Salimos por fin al asfalto que nos lleva a Tentegorra, una curva a la derecha y una pequeña subida. Nacho y Ginés hacen el amago de parar, pero yo que vengo por detrás les empujo a correr. "¿No habíamos dicho que no íbamos a correr en la bajada? Pues ahora no se para nadie, a correr todos!!" Así que, a correr se ha dicho, y vaya forma de correr, como si no hubiéramos hecho 110 kilómetros.

Tentegorra. Por fin. Solo quedan 2 kilómetros para la meta. Llevamos 111. Adelantamos muchos participantes de la Ruta, vamos corriendo a 5 minutos el kilómetro más o menos, yo diría que incluso más rápido. Estamos en la valla lateral del acuartelamiento y empezamos a abrazarnos y felicitarnos. Ahora si que si, ya está hecho. Carlos se ha quedado en la bajada del Roldán, por lo que vamos a acabar los 4 que empezamos juntos.

Entramos en el acuartelamiento, empezamos a ver los arcos finales, la meta a nuestra izquierda. Mi garmin muere con 112'5 kilómetros y en arco que pasamos pone que solo nos quedan 300 metros. Aceleramos. Parece mentira que después de tanto tiempo podamos correr a este ritmo. 200 metros, línea de contra meta. Empezamos a ver gente conocida que nos aplaude y anima, nos comenzamos a abrazar a ellos. La sonrisa se dibuja en nuestra cara, lo hemos conseguido.

100 metros, curva a la izquierda y llegamos a la recta de meta. La llegada está separada para los participantes de la Ruta y para los de la Ultra, nosotros debemos de entrar por la izquierda. Nacho y Pepe juntos, yo un poco detrás y Ginés dando saltos por otro lado. Entramos y paramos el crono en un más que meritorio tiempo, por lo menos para nosotros. 19 horas 37 minutos 06 segundos. Posición 140 de la general.

Viendo nuestras caras, sobran las palabras

Nada más entrar, Nacho, Pepe y yo nos fundimos en un sentido abrazo. Ginés, enseguida se une a nosotros. Los 4 juntos desde el principio, más de 19 horas y media después estamos en meta, he pasado más tiempo con ellos en un día de lo que puedo pasar con mi mujer en una semana!!!

Los 4 jinetes tras cruzas la línea de meta
Veo a Chary, a Gloria y a Juanjo. Voy hacía ellos y la verdad es que no puedo evitar emocionarme. Tengo ganas de llorar, no lo voy a negar, pero no lo hago. Me abrazo a ellos, hablamos un poco y me vuelvo a unir al grupo. Posamos para las fotos, veo a Pilar, a Pedro y Ana de Energy Fig y nos dirigimos a recoger nuestra medalla de FINISHER y una bolsa que no esperaba con un polo.

Foto gracias a Energy Fig, con el Roldán rodeado de nubes detrás nuestra.

Me encuentro con compañeros que también han finalizado la prueba. Abrazos, fotos, comentamos la prueba... Luego a recuperar fuerzas con la comida y a recoger las mochilas, que nos vamos.

Así acaba esta aventura, en la que por fin he conseguido terminar con muy buenas sensaciones una prueba dura como ésta. Me quedo satisfecho con mi rendimiento, contento por como he acabado. Pero una vez que se cruza la meta, es historia, toca pensar en la siguiente, en el próximo reto, aún mayor si cabe, los Bosques del Sur nos esperan y sus 125 kilómetros y más de 4000 metros de desnivel positivo acumulado nos volverán a exigir que demos lo mejor de nosotros.

Felicitar a Guillermo y Antonio por su gran carrera, impresionante.

A Ramón por obtener su premio doble, el acabar y el hacerlo con el gran Juande, el Maestro, querido por todos.

A Víctor y Fernando, por ser sensatos, aunque cueste. Como ya he dicho antes, es más difícil ser sensato y abandonar que seguir y provocar daños serios a la salud.

A mis acompañantes Nacho, Pepe y Ginés, por vuestra gran carrera. Gracias por aguantarme durante tanto tiempo.

Dar las gracias a todos los que la distancia estuvisteis pendientes de nosotros, a mis padres, hermanos y amigos, por vuestro interés en saber como íbamos, de preocuparos en llamar y preguntar. Esos ánimos nos vinieron muy bien.

A mi mujer Yolanda, a mis hijos Carmen y Daniel, solo puedo deciros que os quiero, que os quiero mucho, que sin vosotros no podría ser posible estos logros, porque me comprendéis (aunque a veces os cueste), me ayudáis, me dais la fuerza necesaria para afrontar estos retos. Por entender que, en ocasiones, tengo que sacrificar tiempo de estar junto a vosotros para ir a entrenar. Gracias de corazón.

A rey muerto, rey puesto. Ahora, un par de semanas para descansar y a empezar a preparar el siguiente objetivo, el tercer 100 kilómetros de este año, los Bosques del Sur y la Sierra de Cazorla nos están esperando. Pero eso será en Septiembre






viernes, 20 de marzo de 2015

TRANSILICITANA 2015. PRIMER 100 KM DEL 2015.



Si, primera prueba de algo más de 100 kilómetros de las 3 que voy a intentar realizar en este año.

No es fácil nunca acabar una prueba así. Son pruebas muy largas, en las que pueden pasar muchas cosas. Puedes estar eufórico, y a los 5 kilómetros tener que retirarte porque estas hundido física o mentalmente.

Esta prueba me iba a servir un poco de entreno para el próximo objetivo, la Ultra Fortalezas, prueba de 111 kilómetros en poco más de un mes. Y la verdad es que ha sido muy buen test, si bien es cierto que no es una prueba excesivamente dura ni técnica en cuanto al terreno se refiere. Si bien el kilometraje es parecido, el desnivel es mucho menor, solo 1450 m positivos acumulados (según la organización, según mi GPS casi 1600)

El día de la prueba empieza pronto, sobre las 05:30 de la mañana. Elche se encuentra a una hora más o menos de viaje de mi casa y la carrera empieza a las 10, pero quiero estar pronto para recoger el dorsal, dejar la mochila de cambio, tomarme un café con los compañeros.... Me gusta salir con tiempo, y así lo hago. A las 8 ya tengo hechos los deberes y tengo 2 horas libres para disfrutar del ambiente y hablar tranquilamente con los que allí se encuentran.

Café con los compañeros Pedro, Kannon, Paco, Fausto y con mi primo José. Hablamos de carreras, de kilómetros, de como vamos a plantear la carrera.... La idea es hacerla juntos, tranquilos, intentar ir a un ritmo que nos permita correr sin gastar demasiadas fuerzas. Fausto, que no va a hacer la prueba pero si va a acompañarnos con la bici los kilómetros que pueda, nos explica un poco como es el recorrido. Tras esto, a cambiarse, a preparar lo que nos falta y a la salida.

Allí veo al gran Manolo Rico, hablamos, fotos, veo a mis padres con mi hijo Dani, saludos con más corredores, nos deseamos suerte y.... empieza la prueba!! A correr se ha dicho

Pedro, Paco, Manolo, Kannon y yo. Preparados para la salida
Los primeros metros son difíciles de correr ya que hay muchos senderistas que han salido muy adelante. Cuesta adelantar, pero lo hacemos como podemos. Es importante poder coger un ritmo pronto y no ir muy parados.

Antes de la salida, con Fausto y con mi hijo Daniel
Tras unos metros, ya se ha hecho la división, corredores por delante y senderistas por detrás. Cogemos un ritmo suave y vamos hablando. Poco a poco vamos pasando kilómetros. Los nervios que tenía en la salida desaparecen, y digo nervios porque es raro la carrera en la que no tengo nervios. Aunque ya lleve unas cuantas hechas, siempre tengo nervios.

Las primeras cuestas se empiezan a notar y empezamos a andar. No son duras, alguna si que hay, pero lo más sensato es guardar fuerzas para todo lo que nos queda por delante. Paco ya se ha quedado atrás. Lo avisó en el café, que él es más de andar rápido que de correr. Tiene mucha experiencia en este tipo de prueba, ya había hecho más de 14, y eso es una ventaja. Esta ha sido su décimo quinta prueba acabada por encima de los 100 kilómetros. Enhorabuena Paco

Estamos los 3 juntos, Pedro, Kannon y yo, y así seguiríamos el resto de la prueba. Esa era la idea, y así sería. Subimos los pirineos ilicitanos, a la zona de la antena, es la subida más dura de la prueba y puede ser que la zona más técnica, y nos esperan muchos kilómetros llanos o con un pequeño desnivel negativo, muy propicios para correr, incluso para correr demasiado rápido, como así hacemos nosotros.

Haciendo un poco el tonto antes de terminar la primera subida 

Terminando la primera subida
Bajamos al primer avituallamiento. Allí nos espera Fausto, al que ya habíamos visto antes de la subida de las antenas. Los avituallamientos, de 10. Muy completos. Estando allí nos empiezan a caer las primeras gotas de agua, aviso de la que nos iba a caer en muy poco tiempo.

Tras una estancia, para mí, demasiado larga en el avituallamiento, reanudamos la marcha. Lo que no sabíamos es que en poco tiempo íbamos a tener que volver a pararnos para ponernos el chubasquero. En un momento, lo que eran 4 gotas se convirtió en una lluvia intensa que nos acompañaría durante bastantes kilómetros. 

Llegada al primer avituallamiento. Fausto nos espera
Deja de llover, estamos mojados, y esperamos que no llueva más. Nuestra esperanza se desvanece en el kilómetro 21, cuando en poco tiempo comienza a caer el diluvio universal. Por un momento me sentí Noe pero sin arca y sin animales rodeándome!! Bueno, algún que otro animal había....

Aunque parezca mentira, después de la que nos había caído encima, la única parte de mi que no iba mojada eran los pies, y eso se acabaría en la zona llamada Senda del Agua. Ya sé porque se llama así. Más charcos no podía haber.

Corremos bastante y, para mi gusto demasiado rápido para este tipo de pruebas. Mi idea era de ir a ritmo de 7 o incluso 7:30 minutos el kilómetro, guardando fuerzas para el resto de la prueba. Cuanto más lento fuéramos ahora, más podríamos correr durante el resto de la prueba. Pero no era así. Íbamos a ritmo entre 6:10 y 6:20 todo el rato, incluso teniendo que avisar varias veces de nuestra rapidez y tener que bajar en algún momento el ritmo. Mis temores se hicieron realidad kilómetros más adelante.

Kilómetro 28, casi 29. Llegamos tras haber corrido bastante. Menos de 4 horas. Bastante mojados por la lluvia que kilómetros atrás nos ha caído. Se supone que es uno de los avituallamientos fuertes, el de la comida, así que hay que alimentarse bien. Arroz (regular tirando a malo), chocolate, fruta.... No es bueno entretenerse demasiado, ya que con el aire que hace y el agua que llevamos podemos enfriarnos de más. Al final salimos, para mi gusto hemos parado demasiado tiempo. Pedro se adelanta unos metros, ya que más adelante está su mujer y su hijo. Kannon y yo salimos andando para darle un poco de tiempo. Llegamos a su altura, una breve parada y reiniciamos la carrera.

En la comida
Unos metros más adelante decidimos parar y quitarnos el chubasquero, parece que el buen tiempo va a hacer acto de aparición y nos deja quitarnos la ropa mojada. Corremos, andamos, volvemos a correr y los kilómetros van pasando. Pero a partir del kilómetro 35 aproximadamente todo cambia, en cuanto Kannon empieza a sufrir ya no molestias, sino algo más. Rodillas, talón de aquiles, gemelo.... De todo un poco. Le cuesta mucho correr. Así que comienza una nueva carrera. A partir de este punto, sé que vamos a tardar más de lo que pensaba.

Si bien en este tipo de carreras nunca puedes poner un margen de tiempo, ya que la carrera es larga y pueden pasar muchas cosas, dependiendo de tu estado físico y de como es la carrera en sí puedes pensar en hacer un tiempo u otro. En mi cabeza rondaban las 13 o 14 horas, y sinceramente creo que se podría haber conseguido. Pero tras las molestias de Kannon sabía que eso ya no sería posible y me fui más a las 17 horas, y poco me equivoqué. Como no voy a ganar nada, prefiero sacrificar cualquier marca personal, cualquier tiempo que pueda hacer, por ayudar a un compañero a que acabe su carrera.

Los tres
Punto kilómetro 39. Avituallamiento en el polideportivo de El Altet. Volvemos a parar demasiado tiempo, siempre a mi gusto. Tras varias Ultras he aprendido en que en los avituallamientos se debe parar lo justo y necesario. Tras este parón, lo siguiente que nos espera es la playa, y no para bañarnos exactamente. Es un tramo de aproximadamente 2-3 kilómetros por la playa del Arenal, que la verdad es que se hacen pesados. No corremos, andamos, debido a la gran cantidad de tierra. Y si vas por la zona de agua, igual alguna ola te juega alguna mala pasada.

Con Kannon, antes de la entrada a la playa
Salimos de la playa y pasamos al paseo marítimo. Se me hace muy largo. No me gusta, zona aburrida. Corremos bastante en esta zona, lo que Kannon buenamente puede. Lo tenemos claro. Cuando él pueda correr, se corre, y al ritmo que el imponga. Cuando no, se anda. 

Acabamos el paseo, una ligera bajada y entramos a una zona bastante bonita, más que nada por las vistas, al Parque Natural del Clot del Galvany. Aunque no llegamos a entrar en él, sino que lo bordeamos por fuera, se puede apreciar que es bastante bonito. Vamos pensando en el avituallamiento siguiente, que es donde tenemos la ropa de cambio. Se supone que es en el kílómetro 51, pero se nos hace eterno el llegar hasta allí, mas que nada porque pensamos que es en un sitio y no es así. Cuando más ganas tienes de llegar a un sitio, más largo se te hace el viaje.

Por fin llegamos, recogemos nuestras bolsas, nos sentamos y nos cambiamos. Soy el primero en acabar de los tres, me tomo un café caliente que me sienta muy bien, y espero a mis compañeros a que se terminen de cambiar y de reponer algo de fuerzas. La verdad es que tengo ganas de comenzar de nuevo, no quiero enfriarme demasiado, y sé que dentro de poco se nos va a hacer de noche, y cuantas menos horas hagamos a oscuras mucho mejor. 

Salimos, andando, intentando calentarnos un poco. Intentamos correr. Kannon se ha puesto una crema y esperamos que eso le calme un poco los dolores que lleva, pero con el paso de los kilómetros vemos que no es así. La segunda parte del recorrido es, en teoría, un falso llano con una suave pendiente hacía arriba, pero la verdad es que no se nota mucho. El terreno es aburrido, por medio de la nada, y los kilómetros pasan lentos. Durante muchos momentos vamos solos, sin nadie a la vista por delante ni por detrás. La verdad es que hay mucha separación entre los corredores.

Kilómetro 60. Avituallamiento. Habíamos hablado de parar lo menos posible, pero justo este avituallamiento no podíamos dejarlo pasar, ya que se supone que es el de la cena, aunque solo sean las 6 de la tarde. Aprovechamos para comer. Macarrones (algo mejor que el arroz del mediodía), caldo caliente, chocolate... la verdad es que todos los avituallamientos son muy completos. Aprovecho también para llamar a la familia y darles novedades. De momento, todo bien. También saco ya el frontal, se que la noche no va a tardar en caer, y ya que estamos parados, pues nos equipamos para no tener que detenernos luego otra vez.


Iniciamos la marcha hacía el siguiente punto, el karting de Elche. Para mí, el peor avituallamientos de todos, y no por lo que tiene, sino por el sitio en el que se encuentra. Es el kilómetro 66, está en Elche, sabes que te queda más o menos lo peor, por las subidas y el rodeo que vas a dar para volver a Elche. La cabeza te puede jugar una mala pasada si vas mal, ya que si estás al lado de la meta, para que irte a hacer otros 40 kilómetros casi. 

La noche ya ha caído y llevamos los frontales, pasamos por las afueras de Elche y llegamos al citado lugar. No queremos parar mucho, así que algo líquido, algún bocado y salimos rápido. Allí veo gente que se empieza a quedar. No quiero parar mucho, la noche se va a hacer larga y fría. Entramos por un barranco en el que se puede correr bastante, aunque no lo hacemos. Vamos resguardados del aire y eso se nota, no tenemos tanto frío. Un par de subiditas, no muy fuertes, nos van guiando hacía la salida. Una subida un poco más fuerte, la volvemos a bajar por otro lado.... Que nos hemos equivocado!!! Otra vez a subir.... Da igual, vamos sobrados de fuerza, a que sí?? 

Vamos a la búsqueda de Fausto, nos está esperando en un punto cerca de la Virgen del Corredor. Cuando llegamos a su altura, la verdad es que no le vemos casi en la oscuridad. A 100 m nos esperan su mujer Ana y su hija Carla. No me cansaré de agradecerles todo lo que hicieron durante la prueba, el pasar frío solo por ayudarnos y animarnos, el perder su valioso tiempo. Estamos un rato con ellos, emprendemos la marcha y nos volvemos a parar, esta vez para volver a ponernos el cortavientos y abrigarnos un poco, el frío se empieza a notar bastante.

Con Fausto. Gracias amigo por tu dedicación
La zona que nos espera es un continuo sube baja, comienzo a ver algunas luces de frontales al fondo y eso parece que me anima un poco. En algún momento me adelanto de más, y eso me hace luego tener que esperar un poco a mis dos compañeros de viaje. Aunque vamos andando, la verdad es que el ritmo no es malo, además vamos con fuerzas y con ánimos. Paso a paso llegamos al siguiente avituallamiento, kilómetro 77, aunque según mi Garmin es casi el 80.

Al principio de la prueba, habíamos hablado de que si llegábamos con fuerzas a este punto, se podría ganar bastante tiempo, ya que aquí empieza la subida al Castro, subida que iba a hacer mucho daño a los corredores por el cansancio acumulado y por las fuertes rampas. Pedro y yo si que vamos con fuerzas, Kannon también tiene fuerzas pero los dolores le merman demasiado. La verdad es que está haciendo un carrerón, con tantos dolores durante tanto tiempo y como está aguantando, como un auténtico jabato, con un par. Otros, en su lugar, se hubieran retirado, pero él no, el sigue.

El próximo punto de control es el kilómetro 92. Pero no es en la cima del Castro, sino que está iniciada la bajada, así que sabemos que de los 15 kilómetros todos no son de subida, algo que ayuda. Los primeros tramos de la subida son suaves, el terreno no es excesivamente duro por lo que la subida se puede hacer mejor. Casi toda la subida se hace por carretera, asfalto, o tramos de cemento. Si hubiera sido por zonas rocosas o con piedra suelta, hubiera sido peor. 

Hay momentos en los que Pedro y yo nos adelantamos demasiado, llegando a la altura de otros corredores incluso adelantándoles, lo que nos hace detenernos y esperar a nuestro acompañante. La parte más dura la hacemos un poco más despacio para no dejar tanto espacio, que siempre le tengamos a la vista. Pedro se queda alguna vez con él, otras veces soy yo el que se queda. Así, tras varias rampas fuertes, llegamos a la cima, lo que nos queda es, en teoría, cuesta abajo. La bajada empieza por un tramo con mucha piedra, un poco más técnico. Pedro se adelanta, yo voy esperando un poco a Kannon. La verdad es que no soy buen bajador y tampoco voy muy rápido.

A la llegada al último punto de control, hay unos voluntarios aplicando un spray parecido al reflex. Me dicen que si quiero un poco, y les digo que si, que ya que estamos parados... que me eche un poco en los gemelos. Los llevo un poco cargados y, en el gemelo izquierdo, hace poco tuve una contractura, así que me viene bien. Mi sorpresa es que, además del spray, me hacen un pequeño masaje de descarga, lo que hace que el servicio sea aún mejor. Ahora son mis compañeros los que me tienen que esperar a mi!!

10 kilómetros, eso es lo que nos queda cuando salimos de este último avituallamiento. En teoría, es bajada, y digo teoría porque nos encontramos con varias rampas, y durante dos o tres kilómetros por lo menos es más cuesta arriba que cuesta abajo. Sin embargo, hay una bajada que nos sorprende, con cuerda incluida para el que quiera bajar por ella debido a su pronunciado desnivel. No es muy grande en cuanto a distancia, a lo mejor 50 metros, pero el desnivel si es bastante grande.

Cuando llegamos a las afueras de Elche, zona ya asfaltada hasta la meta, entramos en la peor zona para mí debido a su mala señalización. Llegamos a un cruce y no sabemos si debemos ir a la izquierda o a la derecha. Giramos a la izquierda, más que nada porque dos corredores lo habían hecho a la derecha y se han tenido que dar media vuelta. En el polígono, se supone que debíamos girar de nuevo a la izquierda, pero donde?? Eso hace que nos desviemos del camino trazado por la organización. En el último avituallamiento nos habían guiado un poco y nos habían dicho hacía donde ir, y eso es lo que hacemos. Pedro se conoce Elche y eso nos ayuda, porque si llegamos a ir Kannon y yo solos.... igual estamos aún dando vueltas por Elche.

Zona de bajada que aprovechamos para correr, hemos superado ya el kilómetro 100 y sabemos que nos queda poco para la meta, aunque no sepamos donde está. Vamos buscando alguna flecha indicadora o alguna señal. En una larga calle aprovecho para correr y buscar algo, ritmo de 6 minutos el kilómetro. Para la altura de carrera en la que estamos, muy contento. No tengo molestias, no tengo dolores, puedo correr bien.... Genial.

Llegamos a un puente y creemos que debemos bajar, pero no sabemos por donde. En este punto nos "asalta" un coche de la organización que nos dice que nos hemos equivocado de camino, que debíamos de haber ido por otra dirección, y aquí le hago saber mi descontento con la última zona de la carrera en la que la falta de señalización ha sido la nota predominante. Ante esto, nos indica que debemos de bajar por una cuesta grande que hay nada más pasar el puente, y mirando hacía abajo vemos alguna luz de los corredores que van por la zona correcta.

Cruzamos el puente, bajamos la cuesta corriendo y nos reincorporamos al itinerario correcto. Es un camino cerca de río, a sus orillas. Sabemos que no nos queda mucho para llegar. Lo que no sabíamos era que, tras unas escaleras, íbamos a estar en la línea de meta. Lo habíamos logrado, los tres juntos desde el principio, lo que habíamos hablado. Daba igual el tiempo, lo importante se había conseguido, los dos objetivos. Terminar y no lesionarnos.

Lo mejor de todo nos espera tras la meta. La mujer y el hijo de Pedro, unos amigos suyos y alguien más que no conozco nos están esperando. No se quien esta más contentos, si ellos o nosotros. La verdad es que se agradece que, tras tantas horas, haya alguien esperándote a la llegada.

17h 26 minutos. Ese fue nuestro tiempo final. Puestos 119, 120 y 121 de la general, de 348 que lograron finalizar la prueba. 302 retiradas. Contento por haber terminado, y porque el entrenamiento que había hecho para la Ultra Fortalezas me había salido a la perfección. He acumulado 104 kilómetros y mucho tiempo.

Entrada a la meta
Felicitar a Pedro por su enorme carrera, en todo momento se le vio muy bien, muy fuerte, no le vi ningún momento de duda, de cansancio, de flaqueo.... 

A Kannón demostrarle mi admiración por su pundonor, por sus ganas, por su fuerza para poder terminar a pesar de haberse encontrado mal durante más de la mitad de la prueba. Un gran ejemplo de grandeza a seguir. Lo has logrado campeón, tu solo has llegado hasta la meta.
Después de la gesta, los tres juntos al igual que en la salida
Personalmente muy contento. Es verdad que pienso que podía haber tardado 3 o 4 horas menos, que podía haber corrido más. Pero estoy muy contento por sacrificar eso y pasar más tiempo con mis compañeros, por intentar ayudarles un poco con mi experiencia en este tipo de pruebas, porque con esta ha sido mi 4ª participación, aunque no haya acabado en todas. Pero lo más importante es la sensación de acabar bien, con fuerzas, cansado y con las piernas cargadas después de tantos kilómetros y tiempo, pero sabiendo que aun me quedaban fuerzas para más.

La próxima, en menos de un mes, el 18 de Abril. La Ultra Fortalezas y sus 111 kilómetros nos esperan. El segundo 100 de este año está a la vuelta de la esquina. ¿Qué pasará? 





lunes, 9 de febrero de 2015

III Asalto al Pico del Buitre. Moratalla (Murcia). 01 de Febrero de 2015




Este fin de semana tocaba "competir", y lo pongo entre comillas porque hace tiempo que las carreras me las tomo como un entreno más, no compito contra otros corredores, solo contra mí. Así que era un entreno con dorsal, con muchos más corredores como yo, con avituallamientos y con 30 kilómetros por delante, aunque al final fueron alguno más.

No era un entreno fácil, era un entreno de calidad. Viendo el perfil ya se ve que la prueba a la que me voy a enfrentar es dura, y este año un poco más debido al cambio de recorrido, el viento, la nieve, el frío....


Las previsiones que teníamos para el día de la prueba no eran demasiado buenas. Temperaturas bajas, con rachas de viento muy fuertes, lo que hacía que la sensación térmica fuera mucho mayor. Se decían que podríamos llegar a tener unos 10º bajo cero. Y, además, el día antes había estado nevando por la zona, con lo que todo se complicaba un poco más. Pero, ¿quién dijo miedo?

Me levanto pronto, muy pronto, 06 AM, para ser domingo no está mal. Desayuno, y a las 06:30 ya estoy en el coche dirección a Moratalla. Tengo más o menos 01:15 horas de viaje hasta allí, y aunque la carrera no empieza hasta las 9, quiero llegar pronto, recoger el dorsal, la bolsa del corredor, tomarme un café tranquilo, cambiarme, calentar.... así que más vale salir con tiempo que no justo.

08:45. Llego a Moratalla, aparco al lado del pabellón de deportes. Hace un frío de coj...... mucho frío. Antes de entrar al pabellón me encuentro con el gran J. Pablo Tudela, fotógrafo de muchas carreras, compañero runner en otras. Los fotógrafos tienen mucho mérito y les debemos muchos de nuestros recuerdos en estas pruebas. Pasan mucho frío en días como hoy solo para que nosotros podamos tener una foto nuestra de la carrera. Gracias, de verdad.

Recojo el dorsal y la bolsa. Vuelvo al coche, la dejo allí, y me voy al primer bar que encuentro. Allí me junto con Fernando Morales, Guillermo Salinas, Fran Roca y Pedro Martínez, quién iba a ser mi compañero de carrera y ninguno de los dos lo sabíamos. Todos somos del mismo grupo. Miro la temperatura en el móvil. 1º C y sensación térmica de -10. Hay que entrar en calor. Un café asiático está bien para conseguirlo. La verdad, los he probado mucho mejores.

A las 8:30 volvemos a los coches a cambiarnos. Allí ya hay muchos más conocidos. Chary Ortiz, Juan Pérez y, sobre todo, alguien muy querido por todos los que estamos en este mundillo, Fausto. Aunque tampoco lo sabía, iba a ser mi otro compañero durante toda la carrera.

Me cambio. Nunca he ido tan abrigado. Buff en la cabeza, buff en el cuello, manguitos y camiseta térmica (recién compradas el día antes en Kampamento Base, la gran tienda de Ramón Garrido), cortavientos, guantes, mallas cortas, pantalón corto por encima de las mallas y calcetas largas. Aún así, sigo teniendo frío. 

Foto de grupo antes de la salida

Corro un poco por la zona de salida y puedo empezar a comprobar los efectos del aíre. Va a ser una carrera muy divertida, lo vamos a pasar muy bien. Si en la salida ya pega el aire, cuando estemos a 1400 m de altitud, sin resguardo de ningún tipo.... Mejor no pensarlo.

En la salida, más saludos. El maestro Juande, el gran Manuel Rico, la campeonísima Esther Sánchez, mi admirado Pepe Gálvez.... Alguna que otra foto. El spiker empieza con la cuenta atrás antes de dar la salida y, como hago últimamente, me voy a la parte de atrás del grupo. Me gusta salir desde atrás y poco a poco ir cogiendo mi ritmo.

Con dos muy grandes: el Maestro Juande y el gran Manolo Rico
La táctica para hoy la tengo muy clara. Aún no estoy bien físicamente, me falta mucho fondo, aunque poco a poco voy mejor. Así que lo que voy a hacer es ir a ritmo, tranquilo. Mi pensamiento es hacer unas 5 horas, intentar sufrir lo menos posible. Solo quiero acabar. Como bien he dicho antes, es un entreno para mí, un entreno de calidad, y se trata de acabar.

Vista del Pico del Buitre
Se da la salida. Empiezo a correr e intento ponerme detrás de alguien que me vaya tapando el viento. Solo se me ven las rodillas y media cara, pero tengo frío. A diferencia de otros días que he entrenado o he ido a alguna prueba, hoy no tengo ninguna molestia ni en el tobillo ni en la rodilla. Eso me gusta. Esas molestias se pasaban al poco de empezar a correr, pero hoy no las he tenido en algún momento. Es una buena señal.

Voy encontrando mi ritmo, adelantando corredores. Sé que en el kilómetro 1'5 va a haber un pequeño tapón debido a que entramos en una senda estrecha, así que corro hasta allí. En la entrada empiezo a ver donde voy situado, quien llevo por delante, quién por detrás, más que nada por ver la gente conocida. No es lo mismo ir solo que acompañado.

Delante llevo a Javier Nuñez, a unos 50 metros, y un poco delante a Fausto y a Pedro. En la senda estrecha no se puede adelantar, así que sigo detrás. En cuanto salimos a un camino un poco más ancho, puedo adelantar a más corredores. Llego a la altura de Javi, hablo un poco con él, va con un amigo suyo y dicen que van a ir tranquilos. Es una buena opción. Delante siguen Pedro y Fausto, a no más de 100 metros. Así que decido tirar un poco para adelante.

Cojo a Pedro, hablo con él un poco, y voy a por Fausto que se ha adelantado unos metros. Estamos subiendo y eso se nota. No es una fuerte subida, pero se nota en el ritmo de cada corredor. Llego a su altura y empezamos a hablar. Pedro viene enseguida. Y nos encaminamos juntos hacía el primer avituallamiento, en el kilómetro 6.

Un poco de agua, medio plátano, media barrita.... Listo para la segunda etapa. Seguimos los tres juntos, hablando de carreras, de objetivos próximos, de como vamos físicamente (Pedro acaba de salir de un fuerte costipado o gripe, y Fausto dice que va un poco mareado). Seguimos subiendo, ya es una subida constante hasta la cima del Pico del Fraile.

Según vamos subiendo empezamos a ver la nieve a los lados del camino, el hielo en los charcos que había de agua. El terreno está helado, se nota porque al pisar esta duro, no es tierra. Un desvío a la izquierda y empezamos un fuerte subida. Aquí se nos unen Javi y su compañero. Algún tramo de descanso que aprovechamos para trotar y otra vez a subir. 


Lo peor de esta subida es lo resbaladizo del suelo. Lleno de nieve por los laterales, el camino es hielo y te resbalas con facilidad. Es más rápido ir por la nieve, y parece que más seguro porque no te resbalas tanto. Pedro es el primero que lo hace, yo le sigo, adelantamos varios corredores y cogemos metros de ventaja con nuestros compañeros. En cuanto el terreno nos lo permite, nos paramos y los esperamos. Ya vienen, vamos para arriba otra vez.

Subida al Pico del Fraile
El Pico del Fraile es una subida interesante, dura, y con nieve e hielo, más aún. Tengo respeto por la bajada, porque como esté igual que la subida.... Además, yo  no soy un buen bajador. 
Llegados a la cima, la bajada está bastante bien, no está helada por lo menos. Pedro se viene arriba y se acelera. A los que les gusta las bajadas y saben bajar bien, esta bajada les encanta, como a él. Fausto le sigue. Yo me quedo unos metros atrás y voy bajando con precaución, no quiero caerme, aunque tampoco voy despacio. Javi y su amigo se quedan un poco más atrás. Ya no les volveríamos a ver en toda la carrera.

Algún tramo un poco más técnico, algún tramo con mucha piedra suelta que provocaba algún que otro resbalón, sendas estrechas.... Poco a poco cojo un buen ritmo y llego a la altura de Fausto. En cuanto llegamos a una pista forestal, Pedro nos está esperando. Se ha caído y se ha hecho daño, pero puede seguir sin problemas. Heridas de guerra.

Bajada del Pico del Fraile. Muchas Gracias J.Pablo
Corremos y llegamos al kilómetro 10. Avituallamiento y desvío de los corredores de los 15 y los 30 kilómetros. Parada técnica en el baño. Lo bueno de tener el perfil en el dorsal es que, mientras orinas, puedes ver el perfil y lo que viene a continuación. Umm, parece que esto se pone duro.... El perfil, digo.

Seguimos corriendo, cruzamos un río y empezamos el tramo nuevo de la prueba, lo han cambiado este año, así que no sabemos lo que nos espera. Fausto, al haber hecho la prueba años anteriores, nos iba guiando y avisando de los que nos venía por delante, pero ahora íbamos todos de novatos.

Tenemos un objetivo, llegar al kilómetro 15 antes de las 02:45 horas y al kilómetro 19 antes de las 03:30. Son los puntos de control establecidos por la organización y, si llegas fuera del tiempo establecido, te descalifican. Así que vamos llevando un poco el control del tiempo.

La zona nueva está compuesta por un estrecho sendero, corrible en muchas partes, con alguna subida fuerte en algún tramo, aunque no demasiado larga. Pero, comparado con otros años, la nueva parte es más dura. La verdad es que alguna subida se las traía.

Kilómetro 15, 02:23. Perfecto. Avituallamiento y seguimos. Subida fuerte, nadie habla, parece que vamos un poco cansados. Un kilómetro más adelante, más o menos, tenemos pista. Se puede correr. Yo empiezo a descontar kilómetros en mi cabeza. Empiezo con la cuenta atrás. Ya llevamos más de la mitad. Poco a poco van pasando los kilómetros, pero queda lo más duro. La subida al Pico del Buitre, que está en el kilómetro 22. Pero las sensaciones no son malas. Puedo correr bien, sin problemas, no tengo molestias, y para lo que llevamos me encuentro bien.

Subida al Pico del Buitre
Sé que está mal decirlo, suena mal, y más cuando son tus compañeros. Pero cuando ves que tus compañeros, por unas cosas u otras, van peor que tu, parece que eso te da más fuerza. No se, es algo psicológico, pero a mi por lo menos me pasa así.

Pasamos el segundo puesto de control sin problemas y nos dirigimos hacía el Pico del Buitre. Nos quedan 3 kilómetros. Son kilómetros duros, de continúa subida con algún descanso, con alguna bajada que te lleva a otra subida mayor. El kilómetro 20 no lo veo. Voy encabezando el grupo. Miro atrás y no veo ni a Fausto ni a Pedro. Decido seguir un poco y esperar en alguno de esos descansos. Llega Fausto. Pedro está un poco más atrasado, pero no demasiado.

Seguimos para adelante sin perder el contacto visual ninguno de los tres. Y aquí es donde llega mi momento crítico.

Siempre se ha dicho que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Pues eso mismo hice yo. Ya me pasó lo mismo en la Cartagena Trail. No sé si sería una piedra o una raíz que sobresalía del suelo. La cuestión es que se me quedó la pierna izquierda enganchada y, por no caerme, estiré de más la pierna, lo que me provocó un tirón en el femoral, o que se subiera, no sé muy bien lo que fue. Igual que en la Cartagena Trail.

Me paro. Fausto y Pedro me adelantan y siguen unos metros más adelante. Yo estiro un poco, intento seguir y me tengo que volver a parar a estirar. Cuando parece que es un poco más soportable y que empieza a remitir comienzo a andar unos metros, y en un pequeño llano comienzo a trotar. Parece que se pasa el dolor y que todo vuelve a la normalidad. Pero esto me ha hecho daño, mucho daño, y más psicológico que físico, que es lo peor. Me ha hecho ver que no voy tan bien, que voy muy justo.

Queda casi un kilómetro para terminar la subida al Pico del Buitre, una subida que se me está haciendo eterna. Fausto se ha quedado unos metros detrás, no va bien. Pedro se ha recuperado un poco y se ha adelantado un poco. Y yo voy sufriendo mentalmente. La subida es dura, pero se acaba, ya llegamos a las antenas, ya las tenemos cerca. Un último esfuerzo. Coronamos y no podemos quedarnos arriba, ya que hace muchísimo viento, así que descendemos unos metros y allí nos reagrupamos. Quedan más o menos 8 kilómetros a meta, y casi todo cuesta abajo.

La primera parte de la bajada es algo más técnica, tiene algún tramo peligroso. Vamos todos en fila, yo voy con molestias ya por todos sitios. Como bien he dicho, me ha hecho mucho daño el enganchón de antes. Empiezo a notar los cuadriceps cargados, los femorales, abductores.... Ahora me empieza a doler todo, y en las bajadas un poco más técnicas sufro, sobre todo por tener que ir aguantando y frenando.

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Bajada del Pico del Buitre
Adelantamos muchos senderistas, algún que otro corredor. Tengo la boca seca, le pido un poco de agua a Fausto, y me dice que falta poco para llegar a la pista forestal y allí me la da. Unos metros de bajada más y llegamos a la pista, me da agua con sales minerales y parece que se me quitan todos los males. El cambio de terreno ayuda a coger un ritmo de trote y los dolores de antes han desaparecido. El agua con sales ha hecho de efecto placebo también. Y la cabeza parece que ayuda a que todo vaya mejor.

Fausto va peor, se le nota, tiene problemas en los gemelos. Así que llevamos un ritmo en el que los tres podamos ir cómodos. Si hay que andar, se anda. Lo que teníamos que ganar, ya lo hemos ganado. Y, por el tiempo que llevamos, podemos lograr nuestro objetivo de las 5 horas. Al coronar el Buitre llevábamos 03:52, con lo que tenemos algo más de 1 hora para los 8 kilómetros que nos faltaban.

El camino cambia por tramos, pasamos de pista forestal a senda y viceversa. Las sendas son las más peligrosas, tienen un mayor desnivel de bajada y por lo tanto tienes que volver a frenar para no ir más rápido de lo normal y no tropezarte. En una de esas sendas nos encontramos dos árboles caídos, seguramente por el viento, y no hay forma de sortearlos más que pasando por encima. Eso obliga a un esfuerzo extra que hace que los músculos que llevamos cargados sufran un poco más, y tienes el riesgo de que se te suba alguno.

En este último tramo voy casi todo el rato en cabeza, tirando un poco. Se ve que en algún momento un poco más despacio de lo que mis compañeros necesitaban, ya que Fausto me dice que suba un puntito más de velocidad, así que lo hago y seguimos hacia la meta. Me encuentro bien, todo ha pasado, puedo correr sin más molestias que las normales a estas alturas de carrera. Pero se me empiezan a hacer largos los kilómetros. 

Vemos el pueblo, baliza del kilómetro 29. Baliza del kilómetro 30, y no hemos entrado en el pueblo aún. ¿Pero no eran 30? Última subidita, con Fausto en cabeza y Pedro un poco más atrasado, y asfalto. Os digo una cosa, lo agradecí. Últimos metros ya, los tres juntos, tal y como llevábamos casi toda la carrera. La verdad es que, sin Pedro y sin Fausto, no habría hecho la carrera igual. Se me ha hecho muy amena, muy corta para 5 horas que llevamos. Sin su compañía, no habría sido igual. Gracias compañeros, gracias amigos.

Al final, cruzamos la meta en 5:03. Casi 32 kilómetros según el GPS de Pedro, con unos 1900 metros de desnivel positivo. Se ha logrado el objetivo, así que muy contento. No solo por eso, sino por las sensaciones. Se que me falta fondo, pero el entreno ha salido perfecto, mucho mejor de lo que pensaba.


La próxima ya será el mes que viene, un paseo de 100 kilómetros por Elche, en la Transilicitana, con un buen grupo de amigos, pero eso será otra historia. Ahora solo pienso en entrenar e ir cogiendo la forma necesaria para mi primer gran objetivo de este año, la Ultra Fortalezas.