lunes, 24 de noviembre de 2014

23 de Noviembre. 8ª CARTAGENA TRAIL


No soy nuevo en esto de correr, llevo ya algún año, pero si soy nuevo en esto de los blogs, así que espero que me perdonéis por los posibles fallos que pueda cometer, os prometo que iré mejorando.

Al igual que algún que otro compañero, os iré contando (para el que le interese) mis participaciones en distintas carreras que realice, y si os sirve de ayuda alguna de mis experiencias, mucho mejor.

CARTAGENA TRAIL. 23/11/14. 

Esta prueba no tenia pensado hacerla, a falta de una semana no tenía dorsal. Llevaba más de mes y medio lesionado en el tobillo tras un entreno en La Unión, nada de entrenamiento (solo un par de días andando y una salida de 16 km). El sábado día 15 se suponía que tenía que competir en la III Trail Sierra del Algarrobo, pero debido a la poca participación, se suspendió. Así que mi "reaparición" tenía que esperar.

La "culpa" de pensar en correr la Cartagena Trail fue de un compañero de andanzas, José M. Aguayo, que me preguntó que si la iba a correr. En un principio mi respuesta fue tajante, NO, pero pensándolo un poco mejor me dije, ¿y por qué no? Si consigo un dorsal....

Gracias a Jesús Sarmiento, aunque me da pena que sea por una lesión (recuperate pronto compañero), conseguí un dorsal, pero faltaba la aprobación por parte de los organizadores de la prueba y de la Federación de Montaña, la cual no la tuve hasta el viernes, así que tras varias gestiones se pudo hacer el traspaso de dorsal y la autorización necesaria para que el domingo pudiera tomar parte en la carrera y estar en la línea de salida.

DOMINGO. 07:00 AM

Manda güevos, un domingo levantarse a las 06:15 para ir a correr, para sufrir por la montaña, pero así somos los runners, no nos importa madrugar para practicar nuestro hobby, nuestra pasión.

Llego pronto para terminar de solucionar el cambio de dorsal con uno de los organizadores de la prueba, Tony Egea (muchísimas gracias por todo, sin tu ayuda no hubiera sido posible mi participación). Tras solucionar todo y recoger mi dorsal, me voy con Fausto a tomar un café que me vendría muy bien para terminar de despertarme. Luego a cambiarme y a calentar un poco antes de la salida.

Mi idea era ir con Fausto, que iba de corredor escoba, usease el último. No quería forzar mucho, quería disfrutar de la prueba, hacer kilómetros, no lesionarme... en fin, que era un entreno de calidad lo que pretendía hacer, un entreno con dorsal y con 300 personas más. Me daba igual el tiempo que hiciera, el límite eran 6 horas para recorrer los 22 kilómetros de la prueba y sus 1600 metros de desnivel positivo.

Se da la salida con un poco de retraso pero con muy buen ambiente y mejor música (ACDC sonando, ¿puede haber mejor salida?). Salgo de los últimos, sino soy el último pocos hay detrás de mi. Primeros metros de asfalto, un poco de molestia en el tobillo, pero ya me ha pasado en un entrenamiento previo, en poco tiempo se me iba a pasar. Y así fue.

Salimos de Galifa, lugar de la salida, por un pequeño camino, un poco de bajada y llegada a un estrecho sendero, donde se iba a producir un pequeño tapón. Tras él, la primera subida, todos en línea, uno detrás de otro. No es muy dura, así que voy mirando el paisaje, mirando donde va Fausto (unos metros detrás de mi). Voy tranquilo. Cuando termina la subida, comienzo a correr a ritmo cómodo, voy adelantando mucha gente. Me encuentro bien, así que decido ir hacía delante y ver hasta donde puedo llegar. Se que Fausto vendrá por detrás, así que si en algún momento voy mal, puedo esperarle y seguir con él.

Comienza la primera subida seria, la Muela. Voy subiendo bien, alcanzando a varios corredores. Eso me da confianza. Esta claro que no es lo mismo adelantar a que te adelanten. Uno de ellos se da la vuelta y es un compañero de nuestro grupo, de los SR, Javier Nuñez. Comenzamos a hablar, a hacer lo que queda de subida juntos y decidimos que vamos a hacer toda la prueba el uno con el otro. Muy buena decisión, ya que siempre viene bien algo de compañía para los malos momentos, que vendrían más adelante.

Coronamos la Muela a buen ritmo y comenzamos la bajada, rápida, hasta el primer avituallamiento. Allí está Carla que nos recibe con una gran sonrisa, así da gusto. Buen avituallamiento. Agua, isotónica, frutos secos, plátano, chocolate, gominolas, galletitas..... Joder, estoy por quedarme allí!!! Reponemos líquidos, comemos algo, y saludo también al "jefe" del avituallamiento, Aguayo, con el que hablo un rato y aprovechamos para que nos saque una fotito. Ya que estamos ....


Dejamos atrás el avituallamiento y empezamos el camino que nos ha de llevar hasta El Portús. Lo que pensábamos que iba a ser un camino tranquilo por ser bajada, se convirtió en todo lo contrario. Si, íbamos cuesta abajo, pero menudo caminito..... Muchas piedras, caminos peligrosos, algún que otro barranco.... vamos, que no podías descuidarte mucho. 

Muchas piedras por las que bajar hacían que tuvieramos mucho cuidado en la bajada. Si además le añadimos ramas que se te clavan, arbustos, raíces.... Además, no todo el camino era bajada, sino que algún repecho también había, y repechos importantes. Total, que por una u otra cosa, no podías coger un ritmo constante en la bajada, sino que íbamos a tirones. Ahora corres, ahora paras para bajar por alguna piedra, vuelves a correr, subida casi escalando (alguna vez).... 

En este tramo nos cruzamos con un corredor que se retiraba por una torcedura de tobillo, justo lo que yo temía que me pudiera pasar, así que me lo tomo con más calma aún. Sin embargo, eso no hace que en algunos momentos vaya muy bien y me encuentre solo en el camino, sin nadie por delante, y a mi compañero Javi detrás mía pero a unos cuantos metros de distancia.

Llego a un pequeño cruce y me equivoco, en vez de girar a la izquierda sigo de frente. No es mucho, unos 5 o 10 metros los que pasan hasta que veo la baliza del camino correcto (perfecta señalización durante toda la prueba, de verdad. Si me equivoque, fue porque no me fije bien). Viendo lo que me ha pasado, decido pararme y esperar al grupo que habíamos formado durante varios kilómetros (un corredor, una corredora con unas calcetas muy "discretas", Javi y yo). Más o menos un minuto pasa hasta que llegan, y les indico por donde es. Seguimos juntos por el complicado camino hasta el próximo avituallamiento, El Portús.

Llevamos 10 kilómetros y algo más de 2 horas. De nuevo muy bien avituallamiento, incluso con cerveza, pero prefiero no tomarme ninguna. Muchos decían que a partir de este punto empieza la carrera, y puede ser que así fuera. Lo siguiente que teníamos que afrontar era el Puntal del Moco. 350 metros de ascensión en unos 2 kilómetros. 350 metros reales, ya que la subida empieza desde la misma playa, desde el mismo mar, ya que para empezar a la subida tenemos que cruzar unas rocas que están dentro del agua. Vamos, que si te resbalas te pegas el capuzón.

Agarrado a una piedra y a una rama empiezo la subida, Javi conmigo. El resto del cuarteto se queda detrás. Solos ante el Puntal, solos ante el Moco. La subida empieza más o menos suave, en zig zag, cosa que se agradece. El terreno no parece complicado, sendas limpias de piedra. Todo falsas ilusiones. Tras llegar a un voluntario (grandísimo trabajo el de todos ellos, mil gracias), nos indica por donde debemos de continuar.... Solo veo piedras. Piedras y gente muy arriba. ¿Tengo que subir hasta allí? ¿Por qué no pueden bajar ellos?

Decido no pensar, solo subir, un pie delante y otro detrás. Paso a paso. Javi y yo hablamos poco, como para hablar estamos... Sin embargo, subimos muy rápido, muy bien, adelantando muchos corredores que van desfondados, eso nos da ánimo y fuerzas, incluso en algún momento volvemos a hablar, volvemos a bromear. Vamos bien, y eso me gusta.

Cada vez está más cerca la cima, corredores también a los que les vamos dando caza, señal de que vamos subiendo a buen ritmo. Y lo mejor de todo, las sensaciones. Voy muy bien, con fuerza, sin ningún tipo de problema. El tobillo me ha saludado en alguna ocasión, me ha recordado que está ahí, pero solo eso, nada más.

Parece mentira, pero después de 354.689 piedras por las que trepamos para llegar a la cima (las fui contando todas), llegamos. Subimos. Coronamos. El Moco era nuestro!! Ya se que suena mal, pero así era. Preciosa subida, tanto como dura. Paisajes impresionantes. Daba gusto estar allí arriba, dabas por bueno todo lo malo que habías pasado durante la subida. 


Desde allí podemos ver la siguiente subida, el temido Roldán. Tenemos un buen tramo de bajada hasta el inicio de la subida. Así que empezamos de nuevo a correr, buena bajada, buen ritmo por la senda de los jabalís, de momento todo genial. Lo único, necesitaba líquido, la subida me ha dejado un poco en la reserva y necesitaba un avituallamiento. Se que esta cerca, por lo que no me preocupa demasiado, pero mejor si estuviera ya en él. 

Llegada al avituallamiento en el cual nos cruzabamos los que bajaban del Roldán y los que aún teníamos que subir. Único punto negro a mi parecer de la prueba, ya que al pasar dos veces por allí, el avituallamiento se quedó escaso. Bebo, como un poco, y cogemos el camino que nos ha de llevar hasta la cima del mirador del Roldán. No es la primera vez que lo subo, pero si por este camino. Vamos haciendo nuestras cuentas. Llevamos 15 kilómetros y pensamos que es la última subida, así que unos 3 o 4 kilómetros de subida, un par de ellos de bajada y el resto hacía meta. ERROR!!!

Comienza la subida. En la primera piedra que tengo que subir empiezo a notar los primeros síntomas de cansancio en la parte posterior de la rodilla. Decido ir un poco más despacio, Javi va delante marcando el ritmo y también se le ve un poco cansado. Se para alguna vez, y eso me viene bien, aunque no me guste mucho parar subiendo porque luego cuesta arrancar de nuevo. 

¿Es él? No puede ser. ¿Ramón? Otro compañero del grupo, otro amigo, otro camarada, al cual yo le hacía mucho más delante. Esta ahí, delante mía, a escasos 50 metros. Le hemos dado caza, aunque por desgracia ha sido por una caída suya. Va tocado, la caída ha sido fuerte y va jodido también por los cuadriceps. Decidimos que la subida la hacemos los 3 juntos y, si se puede llegar hasta el final, llegaríamos los 3. No hay prisa, solo queremos acabar y sin lesión. 

Ramón se conoce muy bien la zona y nos va relatando lo que nos queda. Al final, la subida es bastante más corta de lo que pensaba, y la verdad es que no se me hizo tan dura como pensaba que iba a ser. Cuando nos dimos cuenta, estábamos arriba, habíamos subido. Comparado con el Puntal del Moco, había sido mucho más llevadero, aunque sin dejar de ser difícil y dura. Pero tras lo superado anteriormente, a mí personalmente me resultó más cómoda la subida. 




La bajada es dura, más que nada por la inclinación, piedras varias, terreno resbaladizo... Además, al principio de la bajada empiezo a notar problemas serios de sobrecargas y cansancio. Decido andar un poco, recuperar antes de empezar a correr de nuevo. Ramón baja rápido y bien y se distancia. Javi sigue cerca, por delante. Los problemas remiten y empiezo a correr. Bajo bien, sin sufrir mucho. Buenas sensaciones. La bajada no es demasiado larga, y se me hace bastante corta en cuanto a tiempo. Llegamos de nuevo al avituallamiento anterior, ya sin nada de nada.

Bueno, pues a seguir. Lo que nos quedaba era el Collado de la Estrella, o creo que así se llama. He recuperado bien y empiezo a subir. En las primeras rampas, Javi se queda, tiene problemas físicos, decide frenar, estirar un poco. Yo continuo. De nuevo, en las primeras rampas, Ramón vuelve a tener problemas. Las bajadas, muy bien, pero las subidas.... en cuanto tienes que subir un poco la pierna de más para superar alguna piedra, los cuadriceps se suben. Eso lo he sufrido alguna vez y se que es muy doloroso. 

Le paso y sigo la subida yo solo. No parece dura, pero lo es. Y cansado, más aún. Llego a un tramo donde suaviza un poco el terreno, miro atrás y no veo a ninguno de mis acompañantes. Por delante, más subida. Así que, a subir otra vez. Sigo subiendo, y subiendo, y subiendo.... Esto no se acaba. No se si será muy larga, pero a mi se me hizo eterna la subida. Igual voy mañana y no es nada, pero en ese momento me parecía enorme.

Tras varios tramos en los que se subía y había un tramo de descanso, llego a la última subida, de verdad. Allí un voluntario nos lo hace saber y que solo nos quedan 4 kilómetros meta, además cuesta abajo. Al llegar a su altura no inicio la bajada, sino que me quedo a esperar a mis dos acompañantes. Van un poco retrasados, pero no me importa. Habíamos dicho de acabar juntos, y así lo iba a hacer. El tiempo era lo de menos, aunque me gustaría bajar de 5 horas, y estábamos bien de tiempo para bajar de esa marca.

Ya están aquí. Traen buena cara, los problemas parecen que han ido desapareciendo. Así que iniciamos la bajada. Ramón se lanza y se va. Javí y yo nos quedamos con otro corredor, también llamado Javi, que decide unirse a nosotros y acabar a nuestro lado, cosa que nos parece genial. No vamos sobrado ninguno de los tres, así que junto iríamos mejor que solos 

Sin embargo, mi peor momento estaba por llegar. En la bajada, yendo en cabeza del trío, mi pie derecho se queda enganchado a una piedra. Estoy a punto de la caída, pero la evito. Lo que no evito es la subida del femoral que me produce el estiramiento provocado por el enganchón. No puedo andar. Estiro un poco. Parece que se ha pasado. Me pongo recto, intento andar y.... otro tirón. A menos de un kilómetro vemos un avituallamiento, les digo a mis compañeros que vayan para abajo y me esperen allí. Yo estiro un poco más. Comienzo a andar poco a poco, parece que se pasa. Continuo la bajada, intento correr y no hay dolor. Despacio, pero sin pausa, y corriendo, llego al avituallamiento. Nos quedan 3,5 kilómetros a meta

Está hecho, nos queda un pequeño tramo de cresteo, con un pequeño sube-baja y llegada a la meta. Me pongo en cabeza y pongo un ritmo que me es cómodo. Pregunto a mis compañeros y me siguen. Adelantamos a un par de corredores que iban bastante delante, señal de que lentos no vamos, y para la altura de la prueba en la que estamos, es muy buena señal. A falta de dos kilómetros, mis compañeros van un poco justos (yo también, no lo voy a negar), así que decidimos hacer un pequeño tramo andando para terminar corriendo la prueba.

Una pequeña rampita y entramos en el pueblo. Ya estamos aquí. Empezamos a correr ya por asfalto y se agradece después de tanta piedra. Miro atrás y mis compañeros se han quedado unos 20 metros atrás. Paro, me pongo a su altura y seguimos hasta la meta. No nos queda nada!!

Al final, los tres juntos entramos en meta, 4h46'59"

Hemos bajado de 5 horas, pero lo mejor han sido las muy buenas sensaciones que he tenido, tras la lesión y sin apenas entrenamiento había logrado acabar una prueba muy bonita y muy dura. Gracias a mis compañeros porque sin ellos lo hubiera pasado mucho peor.

La siguiente no se cual será, pero no dudeis de que os lo contaré lo mejor que pueda.

Hasta la próxima!!